José I. Martín Benito
Napoleón. Campaña de Francia. J.L. E. Meissonier, 1864. Museo d´Orsay |
La voladura del puente de Castrogonzalo
De todos los testimonios, tanto ingleses como franceses, los sucesos más destacados comenzaron con el paso del ejército británico sobre el Esla en Castrogonzalo en dirección a Benavente. El 27 de diciembre de 1808 los ingenieros ingleses minaron el centro de la estructura del puente, que se rellenó con pólvora, al tiempo que se colocó un tablón estrecho para pasar. Al día siguiente volaron unos cuantos arcos para evitar que el puente fuera utilizado por sus perseguidores. Se trataba, en puridad, del "puente más preciso del Reino", como lo define la documentación del siglo XVIII, por cuanto resultaba necesario para asegurar las comunicaciones del centro -y por tanto de la Corte- con el noroeste peninsular.
Cuando los franceses, procedentes de Medina de Rioseco, llegaron a Castrogonzalo, el puente ya había sido cortado y obstruida la carretera. Entretanto lo arreglaban, encontraron un vado a unos trescientos metros río abajo. Entre 300 y 400 cazadores de la Guardia Imperial comandados por el general Lefebvre-Desnoëttes, se lanzaron por la llanura hasta Benavente, en persecución de la retaguardia inglesa, pensando que el grueso del ejército había abandonado la ciudad.
Puente de Castrogonzalo, sobre el Esla. |
De todos los testimonios, tanto ingleses como franceses, los sucesos más destacados comenzaron con el paso del ejército británico sobre el Esla en Castrogonzalo en dirección a Benavente. El 27 de diciembre de 1808 los ingenieros ingleses minaron el centro de la estructura del puente, que se rellenó con pólvora, al tiempo que se colocó un tablón estrecho para pasar. Al día siguiente volaron unos cuantos arcos para evitar que el puente fuera utilizado por sus perseguidores. Se trataba, en puridad, del "puente más preciso del Reino", como lo define la documentación del siglo XVIII, por cuanto resultaba necesario para asegurar las comunicaciones del centro -y por tanto de la Corte- con el noroeste peninsular.
Cuando los franceses, procedentes de Medina de Rioseco, llegaron a Castrogonzalo, el puente ya había sido cortado y obstruida la carretera. Entretanto lo arreglaban, encontraron un vado a unos trescientos metros río abajo. Entre 300 y 400 cazadores de la Guardia Imperial comandados por el general Lefebvre-Desnoëttes, se lanzaron por la llanura hasta Benavente, en persecución de la retaguardia inglesa, pensando que el grueso del ejército había abandonado la ciudad.
General Lefebvre. |
La captura del general Lefebvre
Las memorias de los oficiales franceses, entre ellas las del barón de Marbot, señalan la temeridad e imprudencia de Lefebvre, pues el general decidió avanzar a pesar de que las patrullas de reconocimiento no encontraron ningún habitante, indicio éste de que los ingleses preparaban una emboscada, como así fue. En efecto, cuando el regimiento de cazadores franceses llegó a Benavente, después de haber atacado a una patrulla de la Legión Alemana, varios escuadrones de Lord Pager le rodearon y entraron en combate. En esas circunstancias, los cazadores de la Guardia Imperial se retiraron en loca carrera hacia el Esla perseguidos por la caballería británica. Cuando llegaron al río, el nivel de las aguas había subido; los soldados intentaron cruzarlo, a duras penas. Por su parte, los ingleses apostaron dos o tres piezas de artillería tiradas por caballos cerca del puente y desde allí hostigaron con fuego al enemigo, que se retiraba al otro lado del Esla, haciendo gran matanza.
La carga de la caballería británica de Lord Paget y del general Stewart, desde Benavente hasta el río, se saldó con varias pérdidas francesas; algunos soldados murieron ahogados, otros por la espada. Augustus Schaumann, oficial de la Legión Alemana, narra episodios truculentos de esta acción en el paso del Esla y cifra en unos cien los prisioneros franceses, “principalmente polacos, italianos y suizos, y también unos cuantos alemanes”. Thomas Pococke, soldado británico del 71 regimiento de infantería ligera de las Higlands de Glasgow, cifra los prisioneros en setenta, al igual que el general Moore. Por su parte, según el testimonio de Adam Neale, las pérdidas francesas eran difíciles de cuantificar, pero calculaba que estas se movieron entre sesenta y doscientas, junto a setenta prisioneros, mientras que las inglesas se elevaban a cincuenta entre muertos y heridos. Las cifras, efectivamente, oscilan. Para el capitán del ejército napoleónico, Nicolás Marcel, los prisioneros franceses fueron 150. Según el testimonio del barón de Lejeune, uno de los protagonistas del combate, sólo unos cien escaparon “como yo de ser heridos a espada o muertos, hechos prisioneros o arrastrados por el agua”.
Entre los soldados franceses apresados, estaba el general Lefebvre, que intentó pasar el río pero perdió el caballo, por lo que tuvo que volver a nado a la orilla. Varios militares ingleses describen la captura. Entre estos están Gordon, Harris, Verter y Schaumann; de sus testimonios puede resumirse que Lefebvre, sabiéndose perseguido, se dio la vuelta y disparó a sus perseguidores, pero falló el tiro, por lo que se rindió. También los militares franceses relatan el episodio, entre ellos el propio Napoleón, M. de Naylies, los barones de Marbot y de Lejeune, o el oficial polaco del ejército napoleónico D. Chlapowski, entre otros.
El general francés fue conducido a La Coruña y desde allí embarcado como prisionero a Inglaterra, a pesar de los infructuosos intentos de Napoleón por canjearlo por otro oficial británico de la misma graduación prisionero en Francia. El 31 de diciembre, desde Benavente, Bonaparte escribía a Josefina dándole cuenta de los sucesos, al tiempo que le pedía que consolara a la mujer del militar francés[1].
Procedente de Valderas, Napoleón había llegado a Castrogonzalo el 30 de diciembre. Mandó reparar el puente y, mientras tenían lugar los trabajos, ordenó que se buscaran vados. Se encontraron dos: uno cerca de Castropepe, al sur de Castrogonzalo, y otro aguas arriba del puente[2]. No obstante, los ingleses abandonaron Benavente en dirección a Astorga, después de haber prendido fuego a la fortaleza. Entretanto, las tropas de Napoleón habían conseguido vadear el río por encima del lugar donde habían pasado los cazadores de Lefebvre, lugar al que llamaron “Vado del Emperador”, a la altura del pueblo de Castrogonzalo. El primero de enero de 1809, Napoleón salió de Benavente en dirección a Astorga, tras las tropas de Moore. En la ciudad maragata recibió un correo llegado de París y retornó a Francia.
El castillo en llamas
El 30 de diciembre el ejército británico evacuaba Benavente en dirección a Astorga. En su huida, saquearon e incendiaron parcialmente la población. Durante su estancia destruyeron el mobiliario del castillo-palacio de los Pimentel, donde se habían alojado. Entre los muchos testimonios de aquel suceso, está el del capitán escocés Thomas Pococke:
"... todo aquellos que quemase fue convertido en
combustible, e incluso las hogueras se colocaban contra los muros, de
tal manera que pudieran mantenerse más tiempo y arder mejor".
El incendio se avivó el 7 de nero de 1809 durante la estancia francesa. Parece que los franceses, como antes los ingleses, utilizaron también piezas del mobiliario para hacer hogueras y calentarse. A partir de aquel devastador incendio, el alcázar benaventano empezó su calvario. Pero esa es ya otra historia: la del principio del fin.
El paso del Esla ha inspirado a varios artistas. En una litografía de Engelmann que ilustra los Souvenirs pittoresques du General Baclar d´Albe. Campagne d´Espagne, publicado en Paris en 1820, se reproduce el paso del río por el ejército francés, con Castrogonzalo en un segundo plano. También, el pintor William Barnes Wollen (1857-1936), nos dejó una pintura de la carga de caballería británica contra las tropas francesas. Más recientemente, Mark Churms ha recreado el cruce del Esla, en una pintura al óleo, con el puente de Castrogonzalo como fondo (1999).
[1] J. I. MARTÍN BENITO: Cronistas y viajeros por el norte de Zamora. Benavente 2004, págs. 50 a 52 y 191 y ss.
[2] J. PRIEGO LÓPEZ: Guerra de la Independencia (1808-1814). Vol. III. Segunda campaña de 1808. Madrid 1972, pág. 221.
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La carga de la caballería británica de Lord Paget y del general Stewart, desde Benavente hasta el río, se saldó con varias pérdidas francesas; algunos soldados murieron ahogados, otros por la espada. Augustus Schaumann, oficial de la Legión Alemana, narra episodios truculentos de esta acción en el paso del Esla y cifra en unos cien los prisioneros franceses, “principalmente polacos, italianos y suizos, y también unos cuantos alemanes”. Thomas Pococke, soldado británico del 71 regimiento de infantería ligera de las Higlands de Glasgow, cifra los prisioneros en setenta, al igual que el general Moore. Por su parte, según el testimonio de Adam Neale, las pérdidas francesas eran difíciles de cuantificar, pero calculaba que estas se movieron entre sesenta y doscientas, junto a setenta prisioneros, mientras que las inglesas se elevaban a cincuenta entre muertos y heridos. Las cifras, efectivamente, oscilan. Para el capitán del ejército napoleónico, Nicolás Marcel, los prisioneros franceses fueron 150. Según el testimonio del barón de Lejeune, uno de los protagonistas del combate, sólo unos cien escaparon “como yo de ser heridos a espada o muertos, hechos prisioneros o arrastrados por el agua”.
Baron de Leujene. |
Entre los soldados franceses apresados, estaba el general Lefebvre, que intentó pasar el río pero perdió el caballo, por lo que tuvo que volver a nado a la orilla. Varios militares ingleses describen la captura. Entre estos están Gordon, Harris, Verter y Schaumann; de sus testimonios puede resumirse que Lefebvre, sabiéndose perseguido, se dio la vuelta y disparó a sus perseguidores, pero falló el tiro, por lo que se rindió. También los militares franceses relatan el episodio, entre ellos el propio Napoleón, M. de Naylies, los barones de Marbot y de Lejeune, o el oficial polaco del ejército napoleónico D. Chlapowski, entre otros.
Paso del Esla por las tropas de Napoleón en 1808. Al fondo el puente de Castrogonzalo. A la derecha, Castropepe. |
El castillo en llamas
El 30 de diciembre el ejército británico evacuaba Benavente en dirección a Astorga. En su huida, saquearon e incendiaron parcialmente la población. Durante su estancia destruyeron el mobiliario del castillo-palacio de los Pimentel, donde se habían alojado. Entre los muchos testimonios de aquel suceso, está el del capitán escocés Thomas Pococke:
El castillo de Benavente en el siglo XVIII. |
El incendio se avivó el 7 de nero de 1809 durante la estancia francesa. Parece que los franceses, como antes los ingleses, utilizaron también piezas del mobiliario para hacer hogueras y calentarse. A partir de aquel devastador incendio, el alcázar benaventano empezó su calvario. Pero esa es ya otra historia: la del principio del fin.
"Carga sobre el Esla", de William Barnes Wollen. |
El paso del Esla, de Mark Churms. |
[2] J. PRIEGO LÓPEZ: Guerra de la Independencia (1808-1814). Vol. III. Segunda campaña de 1808. Madrid 1972, pág. 221.
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Actualidad (7 de mayo de 2016):
El 1 de Mayo de 2016 el puente de Castrogonzalo cedió en una de sus pilas. Buena parte del paramento se inclinó y el tablero quebró, produciéndose un gran socavón en la calzada que obligó a la Guardia Civil a cortar el paso. Agricultores, peregrinos, ciclistas y peatones en general están siendo los grandes damnificados. En septiembre estaba previsto que una de las etapas de la Vuelta Ciclista a España pasara por el puente. La Subdelegación del Gobierno ha estudiado abrir un paso alternativo para que los agricultores puedan pasar con su maquinaria a la margen derecha, a realizar las labores agrícolas. Para ello, a partir de la próximia semana, quedará habilitado un carriel en la A-6. Queda por ver todavía qué decisión se tomará para el paso de peatones y ciclistas; muchos de estos son peregrinos, que transitan por este lugar del Camino de Santiago y de Vía de la Plata.
Actualidad (6 enero 2017)
Finalmente, el Ministerio de Fomento ha acometido las obras de restauración del puente de Castrogonzalo. Durante varios meses, el tráfico de vehículos agrícolas se desvío por la A-6, habilitando uno de los carriles en dirección a Benavente. Los trabajos de rehabilitación del arco hundido y del tablero, así como labores de limpieza del cauce, están llegando a su fin y, presumiblemente, en las próximas semanas el puente de piedra se abrirá de nuevo al tránsito de personas y vehículos.
(7 de enero 2017). "El río Esla recupera la normalidad"
Abierto al tráfico el puente de Castrogonzalo
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