TUY, CIUDAD RODRIGO Y BADAJOZ
José I. Martín Benito
"Tuy es la mejor guardada" (Madame d´Alnoy, Carta al Duque de Chartres, 1679)
Tuy, desde Valença do Minho. |
A estas tres plazas aludía también Madame d´Alnoy, que viajó por España en 1679; en la relación que envió en la carta IV a su alteza real Monseñor el Duque de Chartres escribía refiriéndose a la indumentaria de los soldados españoles:
“Así pertrechados van seriamente a Tuy, donde es la reunión general, porque es una plaza fronteriza con Portugal. Hay tres puntos de reunión semejantes; la de Ciudad Rodrigo y la de Badajoz, pero Tuy es la mejor guardada, porque está enfrente de Valencia del Miño, plaza fuerte del reino de Portugal, y que se ha fortificado con cuidado”[1].
Mapa de la frontera de Extremadura, 1756. |
La importancia fronteriza de Ciudad Rodrigo es también ponderada en el Estado político, histórico y moral del reino de España, manuscrito de 1765 que se guarda en la Biblioteca Mazarino. Al hablar del reino de León, el anónimo autor escribe: “Zamora es una vieja ciudad mal fortificada. Ciudad Rodrigo es también muy débil, aunque sea una de las guarniciones del lado de Portugal y la llave del país... ”[2]; para añadir:
“Las plazas fuertes de España están situadas en Cataluña y Navarra, de ese modo son inútiles. Badajoz, Ciudad Rodrigo y Tuy son las únicas plazas fortificadas frente al enemigo natural. Parece que es por altivez y desprecio por lo que los españoles dejan a Galicia, León, Extremadura, Castilla y Andalucía expuestas a las invasiones de los portugueses; pero éstos no han conocido bastante la guerra hasta el presente para aprovecharse de ello: cuidado con el porvenir. Badajoz es una plaza fuerte muy mala, donde han hecho gastos enormes para construir defensas ridículas y dominadas por todas partes. Tuy y Ciudad Rodrigo son plazas malas y destartaladas, medio en ruinas”[3].
La plaza de Ciudad Rodrigo
Plaza española de frontera, sin embargo, momentos hubo que la ciudad se levantó por la solución portuguesa, como ocurrió en los momentos posteriores a la muerte de Pedro
I en el castillo de Montiel. Entonces, proclamado Enrique como rey de
Castilla y León, varias ciudades y villas rayanas (entre ellas Zamora,
Carmona, Ciudad Rodrigo, Alcántara, Valencia de Alcántara, Tuy, Padrón,
Bayona, Allariz, Orense, Rivadavia, Lugo...) reconocieron como rey a
Fernando I de Portugal, descendiente directo de Sancho IV de Castilla. Y
fueron caballeros portugueses los que defendieron la ciudad del duro
cerco al que la sometió el de Trastámara [4].
Reyes Católicos. |
Lápida de la paz con Portugal (Ciudad Rodrigo). |
(Concluirá)
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[1] Condesa D´ALNOY. Viaje por España en 1679. Madrid 2000, pág.91 y J. GARCÍA MERCADAL, Viajes de extranjeros por España y Portugal. Salamanca 1999, Vol. IV, pág. 45.
[2] J. GARCÍA MERCADAL, Viajes de extranjeros por España y Portugal. Salamanca 1999, Vol. V, pág. 57.
[3] J. GARCÍA MERCADAL, Viajes de extranjeros por España y Portugal. Salamanca 1999, Vol. V, pág. 69.
[4] R. LOPES, Crónica del rey D. Fernando. Porto 1990. Biblioteca Historica de Portugal e Brasil, pp. 105-106 y “Crónica de Enrique II”. Crónicas de los Reyes de Castilla. Biblioteca de Autores Españoles. Tomo II, Madrid 1953, pp. 5 y 51.
[5] R. CUNHA MARTINS, Portugal en el Archivo Municipal de Ciudad Rodrigo. Ciudad Rodrigo 1997, pág. 75.
[6] D. NOGALES DELICADO, Historia de Ciudad Rodrigo. Madrid 1982, p. 86.
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