jueves, 4 de agosto de 2016

La visión de los viajeros: El Rebollar en el siglo XVIII (2)


El viaje de Gálvez de 1755 (indumentaria, lengua y trabajo)

Mujeres del Rebollar.
José I. Martín Benito

2.4. La indumentaria

El diario de Gálvez aporta también interesantes observaciones sobre la indumentaria de las regiones que atraviesa. En El Rebollar se fija sobre todo en el vestir de las mujeres, describiendo sus telas y adornos.


“El traje de las mujeres de este pueblo, y casi de todo el reino de León, se reduce a la camisa de lienzo casero, con cuello o tirillas anchas, bordadas de hilo blanco y azul, y lo mismo las costuras de los hombros, una jabona de paño oscuro, un pedazo de paño liado a la cintura que nombran manteo, sujeto con un vendo u orillo ancho. En lugar de delantal, otro pedazo de paño que llaman mandil, y una mantilleja pequeña, siempre por la cabeza y unida por bajo de la barba por un corchete”.


“La mayor nota de ricas consiste aquí en tener muchos corales y bordaduras de colores, porque las telas y tisúes, oro y plata, están desterrados de estos países. Estas señoras ricas tienen bordadas la parte de camisa que cubre los pechos a modo de un escapulario. Esta bordadura es con hilos encarnados, azules, etc., y al mismo tiempo traen al cuello muchos corales y varios dijes”.


2.5. La lengua


“Todas estas gentes son de trato sencillo y natural, sin doblez; háblanse impersonal, aun los hijos a los padres diciendo mire mi padre, oiga mi madre. Cuando los padres los llaman les dicen oiga o mire, y ellos responden mande mi padre, diga mi madre, y si es otra persona dicen diga él”.

“El castellano que hablan es bastardo y grosero. Regularmente son reputado por de buena crianza los que usan de las expresiones dichas. La pronunciación de las letras varía aquí mucho las letras s y z pronuncian como d, v.g. por vecinos dicen vedinos, etc”.



2.6. El trabajo


Mujer arando.
Por el cuestionario real de 1769 conocemos los recursos agrícolas y ganaderos del Rebollar en la segunda mitad del siglo XVIII. Así, en Villasrubias se sembraban 350 fanegas de trigo, 135 de centeno, 20 de cebada y 40 para lino. La cabaña ganadera estaba constituida por 272 cabezas de ganado vacuno, 1.270 ovejas, 620 cabras, 110 cerdos, 4 caballos y tres jumentos. Por su parte, en Robleda se sembraba centeno (2.894 fanegas), trigo (1.989), cebada (525) y lino (21); la cabaña ganadera robledana estaba compuesta por 1.921 cabezas de ganado vacuno, 4.858 ovejas, 1.239 cabras, 659 cerdos, 25 caballos y 16 jumentos.


A Gálvez le llama la atención que el trabajo en los campos lo realicen las mujeres, lo que sin duda contrasta con su Andalucía de origen, y por eso anota en su diario:


En toda esta tierra trabajan las mujeres como los hombres en el campo. Es de notar que en saliendo de Andalucía, en todos los países trabajan las mujeres como los hombres, principalmente en el reino de Galicia y en el país de Lieja. Ellas, aunque sean mozas, andan solas arando y trabajando en los campos, por distantes que estén del lugar. La tarde que entramos en este lugar, encontramos en el camino que iba para él a una moza de 18 años con su junta de bueyes, que todo el día había estado barbechando. Sobre la poca edad supimos después de estaba pasa casarse, de que inferimos no reina la malicia aquí en el grado que en otras provincias, pues a mujeres de esta edad, aun sin tratar de casarse, no les permitiría ir solas por dentro del pueblo, cuanto menos por los campos y despoblados.

Esta joven labradora era de las más ricas de la villa, y su labor consistía a más de las semillas en 30 fanegas de trigo, que en la estimación de esta tierra corresponde a una labor de 1.500 fanegas de Andalucía.


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