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miércoles, 9 de noviembre de 2016

Un martes de Carnaval de 1612 en el Camino de Santiago

Bernardo de Aldrete en Benavente

"Nadie se conoce". Grabado de Goya.
José I. Martín Benito

Benavente ha sido y es zona de paso hacia Galicia. Son estos caminos de Santiago, que utilizaron y utilizan los peregrinos en su paso o regreso de Compostela. Varios son los viajeros que han dado testimonio de ello.
Entre ellos cabe señalar a Bernardo de Aldrete, que llegó a la ciudad un Martes de Carnaval del año 1612.
Aldrete fue humanista, arqueológo y lingüista (Málaga 1560- Córdoba 1641). Canónigo de la catedral cordobesa, en 1612 inició una peregrinación desde esa ciudad hasta Santiago, remontando la vía de la Plata. A Zamora llegó con sus acompañantes el 15 de febrero y, después de haber descansado un día en la ciudad, el 17 tomaron el camino de Galicia dirigiéndose hacia La Puebla de Sanabria, a través de las comarcas de Alba y Aliste.
Los peregrinos llegaron a Compostela el día 23 de febrero. La vuelta la hicieron por la vía del Cebrero hacia la Meseta y Madrid. Salieron de Santiago el martes 28 de febrero, tomando el camino hacia Astorga y llegaron a Benavente el 6 de marzo, martes de Carnaval, invirtiendo, por lo tanto, siete jornadas. El día 7, miércoles de Ceniza, salieron de Benavente y atravesaron el Esla en Castrogonzalo, para tomar el camino real para Medina del Campo, Arévalo y Madrid; desde esta ciudad regresarían a Córdoba.
Bernardo de Aldrete dejó anotado en su diario su paso por Benavente, tal como reproducimos a continuación:

Peregrinos. Grabado de 1850.

Março 6 [Astorga - Palacios de la Valduerna - La Bañeza - San Juan de Torres - La Nora del Río - Puente de la Vizana - Benavente: 62 km por la Via de la Plata] Martes de Carnesdetolendas mui de mañana, con mucho frio dexamos a Astorga i entramos en tierra de Campos, llaníssima i leguas mui largas, i fuimos tres leguas hasta los palacios de Valduerna. I de allí a la Bañeça ai una legua tan empantanada que avia en ella 27 alcantarillas, i el Conde de Miranda i Presidente de Castilla señor destos lugares mandó haçer una calçada mui costosa para este legua. La Bañeza es gran lugar i de gente mui rica. Un solo labrador tiene oi 24 mil fanegas de trigo. Buenas calles i plaças con sus portales i iglesias i conventos i buen palacio los señores. A una legua está la Torre, lugar pequeño, i luego a otra La Noria i a otra la puente Beyzana. Aquí passa el rio Orbigo que baxa de las montañas de León, i viene mui poderoso. Passámoslo por una puente hecha de madera cubierta de rama i tierra no más ancha quanto passa una cavalgadura. Passámosla a cavallo, la puente temblava, el rio ancho o hondo i conocimos la temeridad que avíamos hecho en no apearnos. Caminóse la buelta de Benavente i a media legua de la villa passa el rio Orbigo que casi la ciñe i va Orbigo a entrar en el rio Esla, que tanbién desciende de las montañas de León. Ai de la Bañeça a Benavente seis leguas grandes. Entramos a las quatro en Benavente, i aunque estavan de Carnestolendas uviéronse cortesmente con nosotros. Es mui grande villa i mui rica i tiene grandes edificios, i lo es el palacio de los Condes i buenas calles i plaças, Iglesias i Conventos. Todo el edificio como lo mui bueno de Castilla, el Hospital del Conde es insigne, i mui buenas posadas, en particular la del Conde que es la mejor donde posamos. Por ser tarde no procuré ver el oratorio del Conde que es mui célebre en toda Castilla, assí de riquezas, de reliquias, como de pinturas, joías i ornamentos, i lo muestra su Excelencia con muchos gusto. Aquella tarde avia salido al campo.

Castillo de Benavente.

Março 7 [Benavente - Villalpando - Mota del Marqués: 55 km por la N-VI] Miércoles de la ceniza salimos de Benavente al salir del sol con mucho frio i vientos i a cosa de una legua llegamos al rio Esla que va dividido en dos braços. El uno que lleva poca agua tiene una hermosíssima puente, el rio huió della y passó a otro lado donde va todo el golpe del agua que es mucha i todo el rio a inclinado a esta parte donde está començada otra puente. Pero pássase por una de madera como la de Orbigo, i la passamos con la misma temeridad, que reconocimos vista la pujança i furia del rio. Tres leguas adelante está un buen lugar que llaman el Aldea, i otra Villalpando, gran lugar con una buena plaça i bien proveida hasta azeitunas sevillanas i Cordovesas. Llegué a las onze i dixe missa i salí luego. El viento era mucho, i aviendo passado por dos lugares i un gran pinar vimos el castillo de la Mota puesto en un cerro alto, i abaxo se descubren algunas casas. Era tarde i el frio mucho, i ivamos cansados de las cinco leguas grandes que ai de Villalpando a la villa de la Mota, donde entramos. Es buen lugar, cabeça de Marquesado.

Texto extraído de "Cronistas y viajeros por el norte de Zamora". 

http://ledodelpozo.blogspot.com.es/2014/09/jose-ignacio-martin-benito-cronistas-y.html

jueves, 18 de agosto de 2016

Expediciones militares vistas por los cronistas y viajeros (1)


La guerra en el norte de Zamora durante la Edad Media


Alfonso IX. Tumbo A de la Catedral de Santiago.
  José I. Martín Benito

 Varios de los testimonios de los cronistas y viajeros tienen mucho que ver con el paso de los ejércitos. El territorio de la actual provincia de Zamora fue y es zona de comunicación entre León y Extremadura y Andalucía. Por lo tanto, se entenderá también que cuando los centros del poder político giraban en torno a la capital legionense en la España cristiana y a Córdoba en la musulmana, el antiguo camino romano, luego vía de la Plata, se convirtiera en un eje de comunicación entre el norte y sur peninsular; ello permitió el trasiego de tropas en las operaciones y expediciones militares.

    En el contexto de la expansión del reino leonés hacia el Duero tiene lugar la batalla de la Polvorosa en el año 876, a orillas del Órbigo. Son varias las crónicas –algunas prácticamente contemporáneas, como la de Albelda- las que se hicieron eco de la batalla. Aquí se dieron cita dos ejércitos andalusís, uno venido del sur, de Córdoba, por la vía de la Plata, y otro desde las tierras del centro peninsular, de las ciudades musulmanas de Toledo, Talamanca y Guadalajara.


Ciudad Rodrigo.
           El territorio vería nuevas expediciones militares. Otra de ellas fue la de 1197, con motivo de la guerra entre León y Castilla. El monarca castellano, aliado con el aragonés, corrió la Tierra de Campos leonesa, contra Alfonso IX, y ocupó las villas de Bolaños, Valderas, Castroverde y Coyanza (Valencia de don Juan), entre otras. En este primer ataque los castellanos se acercaron a Benavente “en donde estaba el rey de León con los moros y cristianos vasallos suyos, y llegaron hasta Astorga, y algunos incluso hasta Rabana”, según refiere la Crónica latina de los Reyes de Castilla. En una nueva expedición los castellano-aragoneses partieron contra el reino de León y “conquistaron Castroléon, Ardón, Castrogonzalo, Castrotierra y Alba de Aliste, y asolaron todo a sangre y fuego hasta Astorga”.


En ello tenía que ver mucho la situación fronteriza del territorio, cuyo valor estratégico y geopolítico debió pesar en la ampliación del concejo benaventano por Fernando II de León en 1181[1]

 De Benavente partieron también varias expediciones militares. Lucas de Tuy, en la Crónica de España (Chronicon Mundi) y en Los Milagros de San Isidoro. refiere que el rey Fernando II partió de esta villa para socorrer Ciudad Rodrigo, en el sur del reino, ante el ataque de un ejército almohade. Esa batalla, conocida en la historiografía mirobrigense por el llamado "milagro de la paloma", tuvo lugar en el año 1174.


Fernando III. Tunbo A de la Catedral de Santiago.
También Fernando III partió de Benavente hacia la conquista de Córdoba en 1236, si bien aquí difieren las crónicas en el camino que siguió. Así, mientras el autor de la Crónica Latina dice que el rey tomó “el camino más rápido, sin desviarse a la derecha hacia Ciudad Rodrigo ni a la izquierda hacia Talavera y Toledo” para llegar a Mérida y desde aquí a Córdoba, donde llegó el día 7 de febrero, la Crónica General de España dice que su camino fue este: de Benavente endereço para Çibdad Rrodrigo, et de Çiptat para Alcantara, paso Guadiana a la barca de Medelin, et de Medelin endereço a Magazela et a Bienquerençia, que era de moros... Et de alli movio el rey et fue a Dos Hermanas et a Daralbaçar, et dexo Cordova a man derecha, et fue para la puente de Alcolea, et alli finco sus tiendas con aquellos pocos que levava consigo”. 

(Continuará)

http://ledodelpozo.blogspot.com.es/2014/09/jose-ignacio-martin-benito-cronistas-y.html




[1] De la ampliación del alfoz de Benavente, en relación de su cercanía con Portugal, ya hemos hablado en “Frontera y territorio en el sur del reino de León (1157-1212)”. El Reino de León en la época de las cortes de Benavente. Benavente 2002, pág. 121, nota 18.


domingo, 24 de abril de 2016

Hitos de la Edad del Bronce (1)

LAS ESTELAS DE GUERRERO DEL OCCIDENTE PENINSULAR

Estela de Solana de las Cabañas (Cáceres)
José I. Martín Benito

Con el nombre de estelas decoradas o estelas extremeñas conocemos un tipo de representaciones que llevan una serie de grabados, donde, por lo general, el elemento común es siempre un escudo redondo, a veces con escotadura. A esta pieza suelen acompañarle representaciones de armas, sobre todo espadas y lanzas. Las hay, también, que llevan una representación antropomórfica, como los ejemplares de Solana de las Cabañas (Cáceres), Cabeza de Buey, Magacela o Fuente de Cantos (Badajoz)[1]. En otras estelas son también comunes las representaciones de carros con dos ruedas (Fuente e Cantos) y con cuatro (Solana de las Cabañas y Cabeza de Buey, entre otras).
Los hallazgos de estas piezas han revelado hasta el momento, que el área de dispersión se extiende por la alta Extremadura -cuenca del Tajo- por la cuenca del Guadiana y por el valle del Guadalquivir[2]; en concreto, por las provincias de Cáceres, Badajoz, Ciudad Real, Córdoba, Sevilla y este de Portugal (Sierra de la Estrella y el Algarve), El carácter funerario de estas piezas parece evidente y, como estelas sepulcrales pondrían de relieve el carácter guerrero o militar de los individuos a los cuales estarían dedicadas. El profesor M. Almagro señaló que habrían sido fabricadas en honor de aquellos personales importantes, reyes o caudillos de un pueblo guerrero, jerárquico y aristocráticamente organizado[3].
Estela de guerrero (Museo Arqueológico Nacional).
La forma de las estelas es indicativa de la posición que pudo tener en relación con la tumba del difunto: las alargadas en la base indican que pudieran haber estado destinadas a estar clavadas en el suelo, señalizando quizá un túmulo, probablemente de incineración, si bien las hay casi rectangulares, no preparadas en su parte inferior para ser hincadas en tierra; en este caso, la propia losa representaría al guerrero con sus armas y la función de estas losas casi rectangulares irían depositadas sobre enterramientos de inhumación en cistas.

No obstante, se han esgrimido también otras teorías, como la que, sin negarle un posible significado funerario-conmemorativo, sostiene que se trata de hitos de referencia, visibles en el paisaje y que marcarían el paso en las vías ganaderas o rutas comerciales[4].
La cronología de estas estelas funerarias se situaría con posterioridad al 800 a. C., es decir, desde el Bronce Final, perdurando hasta el 600 a. C., e, incluso, hasta el siglo IV a. C. esto es, hasta la cultura de los castros de la Edad del Hierro[5].
Estela de guerrero (MAN)

Estela de San Martín de Trevejo (Cáceres), según M. García Figuerola, 1982.
 (Continuará: Las estelas de guerrero situadas al norte del Sistema Central) 

También te puede interesar:

- La estela de Robleda (Salamanca)
- El ídolo de Lerilla (Salamanca)
- El ídolo de Ciudad Rodrigo
- El ídolo de Peña Tu (Asturias)
- El poblado del Teso del Cuerno de Forfoleda (Salamanca)


NOTAS:

[1] M. ALMAGRO BASCH (1966): Las estelas decoradas del suroeste peninsular. B.P.H. 8. Madrid. Véase también J. I. MARTÍN BENITO y J.C. MARTÍN BENITO: Prehistoria y romanización de la Tierra de Ciudad Rodrigo. Salamanca, 1994, pp. 114-117. 
[2] T. CHAPA y G. DELIBES: “El Bronce Final”. En Manuel de Historia Universal. Vol. I. Prehistoria, pág. 543. Madrid 1983. 
[3] Ibidem, pág. 200.
[4] M. RUIZ-GÁLVEZ PRIEGO y E. GALÁN DOMINGO: “ Las estelas del suroeste como hitos de vías ganaderas y rutas comerciales”. Trabajos de Prehistoria, 48 (1991) p.257-273. 

[5] F. JORDÁ y J. Mª BLÁZQUEZ: Historia del Arte Hispánico. I. La Antigüedad, pág. 153. Madrid, 1978.

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