domingo, 23 de septiembre de 2018

El comercio del lino en el norte de Zamora

MERCADOS DE BENAVENTE, LA BAÑEZA Y LA PUEBLA DE SANABRIA

José I. Martín Benito

Espadando, cardando e hilando en Camargo (1906). Fotografía de Julio García de la Puente (1868-1957.

Producción y comercio

La producción no sólo se dedicaba al consumo familiar, sino también se dirigía a la venta, ya fuera lino en rama, en hilo o en lienzos. En Brime de Urz, el lino y otros artículos sobrantes se exportaban. El comercio de Ayóo de Vidriales se reducía a la venta del lino en el mercado de La Bañeza. En San Pedro de Ceque el lino se llevaba a los mercados de Mombuey y la Bañeza, donde se adquirían granos y otros artículos para el consumo. El lino, tanto en rama como en manufactura -hilado y lienzos- del partido de La Puebla de Sanabria, se vendía también en las ferias de Otero, Rionegro del Puente y Donadillo, así como en el propio mercado de la capital del partido en donde se vendía “algo de centeno, poco trigo, mucho lino, lienzo ordinario del país, y poco ganado mular”[1]. En la feria de La Puebla, que se celebraba todos los sábados de cada mes, se vendía toda gran cantidad de lienzos, que salían para Castilla, Andalucía y Extremadura[2].
Mercado de Benavente, 1928.

El mercado de Benavente 

Otro de los mercados de referencia fue el de Benavente, adonde acudían los comarcanos con sus lienzos, como lo hacían los vecinos del valle de Valverde, entre ellos los de Bercianos y Burganes. En Bercianos los hombres hilaban con huso de hierro de tres palmos y rueca muy grande, y tejían lienzos bastos que vendían en Benavente “a 2 ½ reales vara y cuando mas a 30 cuartos”[3]. También los lugareños del valle del Tera sembraban lino, hilaban y tejían lienzos ordinarios, que los llevaban a vender a la capital del partido; lo hacían, entre otros, los habitantes de Calzada de Tera, en donde “hombres y mujeres hilan en invierno, tegiendo los primeros lienzos muy ordinarios para su uso, y vender en los mercados de Benavente de donde retornan granos”; circunstancia esta que se advierte también en Calzadilla de Tera, donde “todos los hombres hilan y tejen lienzos ordinarios que venden en Benavente retornando granos; las mujeres se dedican durante el día en la labores del campo y por la noche en hilar”.

La producción de lino y el derivado de aceite de linaza de Abraveses de Tera, se llevaba a los mercados de Mombuey, Benavente y La Bañeza. En Camarzana había telares de lienzos y caseros y se vendía el lino, lo mismo que en Carracedo, en el valle de Vidriales, en donde “los hombres hilan á rueca, y tejen lienzo vasto para su consumo”. Pero no solo eran los mercados cercanos los que facilitaban el comercio del lino; este se exportaba también a puntos más lejanos, caso de Toledo. También en Cerezal de Sanabria, en Dornillas y en Faramontanos de la Sierra se exportaba lienzo para la tierra toledana[4]. El lino zamorano también se exportaba a Portugal[5].

Carballeda y Sanabria 

La Puebla de Sanabria.
En Carballeda y Sanabria la producción del lino sustentaba una industria textil, generalmente doméstica; en Cernadilla, donde varios vecinos eran arrieros y comerciaban con Galicia, se exportaba el lino hilado y tejido. A mediados del siglo XVIII casi todos los habitantes de Dornillas se dedicaban a tejer lienzos. De 26 vecinos, 20 eran tejedores[6]: Un siglo más tarde, aunque la población había disminuido y quedaban 14 vecinos y 54 almas, repartidos en 24 casas, se mantenía la actividad, pues había “20 telares de lienzos del país que llevan a Toledo y otros puntos”; esto es, prácticamente todos los habitantes de Dornillas seguían dedicándose al trabajo del lino[7].

La actividad de hilar y tejer lienzos debía suponer una fuente adicional de ingresos a los campesinos de los partidos de Sanabria y Benavente, al tiempo que abastecía a la población[8]. Poblaciones pequeñas contaban con un número considerable de telares. A mediados del siglo XIX Lanseros tenía 40 telares donde se hacían lienzos del país “y alguno de holanda”. La tradición textil le venía de la centuria anterior, cuando en tiempos de Ensenada 29 de los 56 vecinos del lugar eran tejedores[9]. En Cervantes, a mediados del siglo XVIII, de 49 vecinos 11 eran tejedores[10]; un siglo más tarde, aunque la población había disminuido a 22 vecinos, había 10 telares de lienzos ordinarios[11]. En Donadillo, parece que fue al contrario, pues en 1752 contaba con 55 vecinos, de los que 6 eran tejedores[12], mientras que en tiempos de Madoz había 20 vecinos y 20 telares de lienzos ordinarios; la producción se vendían en el mercado de Mombuey y en la feria de La Puebla de Sanabria. En Doney de la Requejada, que contaba con 16 vecinos, había 8 telares de lienzo ordinario a mediados del XIX[13].

La producción textil debió ser importante en determinados lugares, como fue el caso de Espadañedo, donde a mediados del siglo XVIII casi la mitad de los habitantes eran tejedores (35 de 74 vecinos)[14]; un siglo después, el lugar se había reducido a 36 vecinos, pero disponía de 30 telares, de ellos 6 de hilaza de holanda y los demás de lienzo ordinario.

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 Extraído de mi trabajo:

(2015). “En torno al filandón. Hilaturas, telares y veladas en el norte de Zamora (siglos XVIII-XX)”. Brigecio. Revista de Estudios de Benavente y sus Tierras, 24-25 [2014-2015]. 254 páginas. ISSN: 1697-5804, pp. 43-72.
 
 
[1] P. MADOZ: Op. cit., Tomo XVI, 1850, pág. 462.
[2] F. FULGOSIO: Crónica de la provincia de Zamora. Madrid 1869, pág. 12.
[3] P. MADOZ, Op. cit., pág. 54.
[4] P. MADOZ, Op. cit., pp. 71, 78 y 84.
[5] Entre 1907 y 1911 salieron por la frontera de Alcañices 53.120 kgs de lino en rama y rastrillado y 6.200 por la de Calabor. I. CALVO MADROÑO: Descripción geográfica, histórica y estadística de la provincia de Zamora. Madrid 1914, pág. 90.
[6] AGS. Respuestas Generales al Catastro de Ensenada. Dornillas, Leg. 655.
[7] P. MADOZ, Op. cit., pág. 78.
[8] J. A. ÁLVAREZ VÁZQUEZ: “Notas sobre comercio y precios de paños y lienzos en Zamora desde el siglo XVII al siglo XX”, Studia Historica. Historia Moderna III, 1990 pp. 39-60.
[9] AGS. Respuestas Generales al Catastro de Ensenada. Lanseros, Leg. 655.
[10] AGS. Respuestas Generales al Catastro de Ensenada. Cervantes, Leg. 655.
[11] P. MADOZ, Op. cit., pág. 71.
[12] AGS. Respuestas Generales al Catastro de Ensenada. Donadillo, Leg. 654.
[13] P. MADOZ, Op. cit., pág. 78.
[14] AGS. Respuestas Generales al Catastro de Ensenada. Espadañedo, Leg. 655. El grupo de tejedores era el mayoritario, seguido de los que se dedicaban a la arriería (27); había también tres sastres, un carpintero y un botero. Sin duda varios de ellos compatibilizaban el oficio con la labor del campo: “A los labradores que trabajan en su propia hacienda les consideran de utilidad dos reales y medio diarios”.

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