viernes, 10 de junio de 2016

"Las más hermosas truchas del mundo"

Pesquerías en los ríos de Benavente y en el Lago de Sanabria 
            

José I. Martín Benito
                        
El Tera, a su paso por Mózar.
En unas comarcas tan bien regadas por los ríos que bajan de las montañas de León y de la cordillera cantábrica, como son las del norte de la actual provincia de Zamora, uno de los productos más admirados por los viajeros es la pesca de barbos y truchas. Las referencias a éstas especies se prodigan en viajeros como Jeronimus Münzer, Andrés Muñoz, Ambrosio de Morales, Flórez, Vázquez del Viso y Richard Ford. El alemán, en el viaje que hizo en la Navidad de 1494, ensalza las truchas de Benavente:
“La ciudad de Benavente... hállase en una fértil planicie, regada por el Aquefontis (sic), que cría exquisitas truchas, y el cual, como otros varios riachuelos, junta sus aguas con las del Duero, río que desemboca en las costas de Portugal”.

También lo hace Andrés Muñoz, en el Viaje de Felipe II a Inglaterra en 1554. El cronista, cuando está describiendo los corredores de la fortaleza-palacio de los condes de Benavente, añade:
“De las cuales se ven y señorean muy gran pedazo de tierra, grandes montes, huertas, arboledas, rios y sus vertientes, y otros pasos muy deleitosos, en especial estos rios que cuasi junto á la fortaleza pasan, donde se cree que mueren las más hermosas truchas del mundo, según pareció los dias que allí estuvieron Sus Altezas”.

No sólo las aguas de Benavente crían truchas, sino también toda la ribera del Órbigo. Vázquez del Viso, autor del Viage a Galicia desde Benavente en 1798, dice que dicha ribera “abunda de caza y de buenas truchas”. Igualmente alaba las pesquerías del Tera: “abunda de mucha caza y el río de delicadas truchas y anguilas”.

Río Tera, en Mózar de Valverde.
Pero es Ambrosio de Morales, en 1572, quien más resalta la abundancia de la pesca, sobre todo del Lago y otras lagunas de Sanabria:
“Agora es el lago del Monesterio, y tiene truchas y barbos en grande abundancia, y muy sanos... Tiene tambien el Monesterio en otra sierra dos lagos estantios, sin que corran á ninguna parte, y en ambos es el agua muy delicada, y las truchas y peces muchas y muy buenos”, recoge en su Viage a los reinos de Galicia, León y Asturias. Y en su Descripción de España, insiste: “El abundancia de grandes truchas y barbos que tiene este lago es cosa que pone admiracion. La voluntad sola pone número y tamaño á la pesca, y diciendo vamos á sacar cien truchas y barbos de tantas libras, estan seguros que no faltará la tasa en todo. Este lago es del Monesterio de San Martín de Castañeda, de la Orden del Cister, que está allí cerca, y tiene tambien el Monesterio otras dos lagunas notables en grandeza, hondura y pesquería”.
Lago de Sanabria.
 Por su parte, al ocuparse del lago sanabrés, alude a: “la mucha pesca que en él se cría”[1].

También el padre Flórez alude a las truchas del lago, cuando describe el curso alto del Tera: “El rio, como que no quisiera apartarse de alli, corre lentamente y pacifico por el medio, ministrando por su parte muchas y delicadas truchas”[2].

 A la riqueza de las pesquerías del lago también alude el francés Alexandre Laborde en su Itinerario descriptivo de España. Al referirse a Astorga, escribe: “en sus inmediaciones está el lago de Sanabria, que abraza una legua de extensión, y cruzando por el río Tuerto[3], agita sus aguas que forman furiosas olas. En medio de este lago se eleva un peñasco sobre el cual hay un castillo hermoso que pertenece a los condes de Benavente, y el lago al convento de Santa María de Castañera: abunda mucho de peces y truchas”.

Las abundantes truchas del Lago de Sanabria, comparándolas con las del País de Gales, llamaron también la atención del británico Richard Ford, que recorrió el territorio hacia 1835:
“Los monjes ciertamente, se han ido, cogidos de un solo golpe por el esparavel de Mendizábal, pero las truchas, lo que hace el caso, desafían tanto a reformadores como a pescadores furtivos; son de buen tamaño, inagotables en número, y, cuando llega la estación, sonrosadas como su congéneres del País de Gales”. Para el viajero inglés: “los mejores arroyos trucheros son el Tera, Eria, Tuerto y Orbigo, que van a desaguar al Esla, y el Cabrera, Burbia y Cua, que son tributarios del Sil, verdadero príncipe de ríos”.
En Benavente, continua Ford: “un bonito paseo, El Caracol, lleva a la sombra de los árboles por un arroyo truchero[4]

 Para saber más:
http://ledodelpozo.blogspot.com.es/2014/09/jose-ignacio-martin-benito-cronistas-y.html




[1] A. YEPES, Crónica General de la Orden de San Benito. Tomo II. Madrid, 1960. Biblioteca de Autores Españoles, pág. 332. Ed. Atlas.
[2] E. FLÓREZ, España Sagrada. Tomo XVI. De la Santa Iglesia de Astorga. Madrid 1762, pp. 45-46.
[3] Claramente confunde este río con el Tera.
[4] También J. LEDO DEL POZO pondera las pesquerías de Benavente: “... y su pesca sobre manera rica, grande y esquisita, la hace no solo apreciable por los muchos y sazonados barbos, y otras varias especies, sino tambien por las grandes truchas, tencas, y excelentes anguilas”. Historia de la nobilísima villa de Benavente con la antigüedad de su ducado, principio de su condado, sucesión y hazañas heroicas de sus condes, Lib. I, cap. VII, pág. 58. Zamora 1853. Reed. Centro de estudios Benaventanos “Ledo del Pozo”, Benavente, 2000.

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