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martes, 1 de mayo de 2018

La revuelta de los Comuneros

LA GUERRA CIVIL EN EL CORAZÓN DE CASTILLA (1520-1521)



Ejecución de los Comuneros (A. Gisbert, 1860)
Entre 1520 y 1521 tuvo lugar en Castilla una guerra civil, que enfrentó a los partidarios del rey Carlos I con los intereses de las ciudades.

Carlos había heredado los reinos de España tras la muerte de su abuelo Fernando el Católico en 1516. Se había criado en Gante (Flandes) e ignoraba la lengua y costumbres de su nuevo reino. Mientras llegó el nuevo rey, Castilla estuvo gobernada por el cardenal Cisneros. Carlos llegó a España en 1517 y en enero de 1518 convocó Cortes en Valladolid. En esa Asamblea, los procuradores (representantes de las ciudades) aprovecharon la ocasión para protestar por la situación de Castilla, que consideraban estaba siendo explotada por los flamencos, consejeros de Carlos.

En 1519 Carlos fue elegido emperador del Sacro Imperio. En noviembre, Toledo escribía a las más importantes ciudades castellanas, proponiendo una reunión de sus representantes, donde se exigiría: que el rey no abandonara el país, que no se permitiera sacar más dinero del reino y que los extranjeros no fuesen designados para ocupar cargos. Carlos convocó Cortes en Santiago para el primer día de abril de 1520. Con cierta oposición de varias ciudades el rey logró que las Cortes trasladadas a La Coruña aprobaran un subsidio para hacer frente a los tres años que el emperador pasaría fuera de España, dejando aquí como regente al flamenco Adriano de Utrecht

Carlos V, por Tiziano.
La revuelta estalló en Castilla. Muchas ciudades formaron una Junta en Tordesillas y elevaron exigencias al emperador: que el rey viviese en Castilla, que no trajese ni flamencos, ni franceses, ni nativos de otros países para ocupar los principales cargos y que respetara las costumbres de sus abuelos. El clero apoyó la revuelta, al igual que gran parte de la nobleza urbana. Muchos campesinos también, aunque el movimiento era principalmente ciudadano. Pero la alta nobleza (entre ella los condes de Benavente) se mostraron firmes partidarios del emperador. Las ciudades crearon sus juntas. 

El regente Adriano ordenó atacar Segovia y luego Medina del Campo, a la que prendieron fuego, lo que acentuó la indignación de las ciudades. Los comuneros buscaron el apoyo de la reina madre, Juana la Loca. En las ciudades, el movimiento comunero se radicalizó. Lo que había surgido como un levantamiento nacional contra un régimen extranjero, comenzó a asumir aspectos de una revolución social. En 1521, el obispo de Zamora, Antonio de Acuña, se puso al frente de la comunidad de su ciudad y organizó un ejército que hizo algunas correrías por los alrededores de Valladolid. Las tropas comuneras estaban formadas por la milicia local, campesinos y un puñado de pequeños nobles que, de hecho, no constituían un obstáculo para el ejército realista al mando del condestable de Castilla (Iñigo Fernández de Velasco, señor de Villalpando). El 23 de abril de 1521 los dos ejércitos se enfrentaron en los campos de Villalar. Los capitanes comuneros Padilla y Bravo fueron capturados y ejecutados al día siguiente. Sólo Toledo resistió durante algún tiempo. 

Villalar, de Manuel Picolo y López (1887). Fundación BBVA, Madrid.
Sofocada la revuelta, el rey Carlos volvió a España. Desembarcó en Santander el 16 de julio de 1522, con la precaución de venir acompañado por 4.000 soldados alemanes. Dio un perdón general, pero trescientos destacados comuneros quedaron fuera del perdón real. El nacionalismo castellano había sido derrotado y restaurado el poder del rey.

Departamento de Geografía e Historia. IES "León Felipe" de Benavente.

martes, 8 de marzo de 2016

Napoleón en España. Apuntes para una ruta (3)

Proseguimos con el itinerario de Bonaparte. El puente del Esla destruido. El castillo de Benavente incendiado. El Emperador llegó hasta Astorga en persecución del ejército británico. Noticias de Francia le obligaron a regresar.

Castillo de Benavente, por Clifford, mediados del siglo XIX.
La documentación epistolar de Bonaparte viene a señalar los hitos principales. Desde Chamartín, donde se fechan diversas cartas durante el día 22 de diciembre, los siguientes hitos desde los que se emiten documentos oficiales son Villacastín el 23, Arévalo el 24, Tordesillas el 25, 26 y 27, Medina de Rioseco y Valderas el 29. Las siguientes cartas son ya redactadas en Benavente durante los días 30 y 31 de este mismo mes. La marcha desde Medina de Rioseco a Valderas durante la jornada del día 28 de diciembre se caracterizó por su extrema dureza. Napoleón llegó al Esla, a la altura del volado puente de Castrogonzalo, en la misma mañana o durante la tarde del día 29 de diciembre de 1808. Los británicos habían volado el puente e inutilizadas las barcas que había a lo largo del río para impedir el paso de las tropas francesas. Aún así la Gran Armée pasó el Esla y Bonaparte llegó a Benavente, donde ardía el castillo de los Pimentel. La fortaleza estuvo ardiendo varios días y quedó prácticamente reducida a esqueleto. Desde Benavente, el último día del año escribió a Josefina sobre la captura en el Esla del general Lefebvre por los ingleses, cuando este se disponía a cruzar el río.

Del comportamiento de los ingleses en su retirada hacia La Coruña, quiere Napoleón hacer propaganda y así, recomienda a su hermano que lo haga insertar en los periódicos de Madrid: “Los ingleses no sólo han cortado los puentes, sino que incluso han hecho saltar los arcos con minas, conducta bárbara e inusual en la guerra, y que deja al país en una ruina”. Ese día recibió la noticia de la brillante victoria de sus tropas obtenida en Mansilla de las Mulas.
Retirada de La Coruña. "The March of Death".

El 1º de enero el emperador abandonaba Benavente con un tiempo frío y nevoso, para dirigirse hacia Astorga, en persecución de los británicos. Llegó a la ciudad maragata el mismo día, donde estableció su cuartel general. Pero por las malas noticias que recibía de la guerra en Europa (Austria se rearmaba para atacar Francia) y del complot que se tramaba en París entre Talleyrand y Fouché para buscarle un sucesor eventual en el caso de que el emperador muriera, Bonaparte decidió regresar a Francia y tomó el camino de regreso. La noche del día 3 salió de la ciudad maragata con dirección a Benavente, donde pasó la noche, con la intención de proseguir a Valladolid. En la ciudad castellana permaneció desde el 6 hasta el 17 de enero de 1809, antes de emprender el viaje de regreso con destino a París.

Por su parte, los británicos, perseguidos por los franceses, se batieron en retirada hacia La Coruña, buscando el puerto y el regreso a Inglaterra. El general Moore fue mortalmente herido en la batalla de Elviña, a las puertas de la ciudad gallega, mientras el grueso del ejército británico lograba embarcarse.

(Concluirá).

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