CIUDAD RODRIGO Y LOS LIBROS DE CABALLERÍA
Florisel de Niquea, de F. de Silva. |
José I. Martín Benito
Desde Ciudad Rodrigo, ciudad fronteriza con Portugal, donde eran comunes las cabalgadas, alardes y juegos de cañas y toros, sobre todo en las festividades de San Juan y Santiago, van a proyectarse un buen número de libros de caballería. No deja de sorprender que el 14 % de las novelas de caballería que se escribieron en España durante la primera mitad del siglo XVI, se escribieran en la ciudad del Águeda.
Desde Ciudad Rodrigo, ciudad fronteriza con Portugal, donde eran comunes las cabalgadas, alardes y juegos de cañas y toros, sobre todo en las festividades de San Juan y Santiago, van a proyectarse un buen número de libros de caballería. No deja de sorprender que el 14 % de las novelas de caballería que se escribieron en España durante la primera mitad del siglo XVI, se escribieran en la ciudad del Águeda.
De hecho, Miguel García-Figuerola en su trabajo Literatura en la frontera, califica como “porcentaje desorbitado” el
hecho de que en Ciudad Rodrigo se escribieran siete de la cincuentena de obras
de este género, que se editaron en los reinos de León y Castilla durante la
primera mitad del siglo XVI[1].
En efecto, de la mano de Feliciano de Silva (1480-1554) y de Francisco
Vázquez, el género caballeresco se pobló de Lisuartes, Floriseles, Amadises, Palmerines y
Primaleones.
Del éxito y la aceptación del Amadís de Grecia (1530), Florisel
de Niquea (1532), Lisuarte de Grecia (1514) (Feliciano de Silva), Palmerín de Olivia (1511-1516) y
Primaleón (1512) (Francisco Vázquez)
hablan las sucesivas ediciones que tuvieron estas obras y que nutrían las bibliotecas de la aristocracia. Este género engendró otros. Las narraciones caballerescas de Feliciano de Silva, que incorporan
episodios pastoriles en prosa, pueden ser consideradas como precedentes de la
novela pastoril.
Primaleón, 1534. |
Obras de Francisco Vázquez (muerto en 1565): Palmerín de Olivia, Salamanca
1511 (14 reediciones) y Primaleón (11 reediciones). Obras de gran
repercusión, con ediciones en Salamanca, Burgos, Sevilla, Venecia, América...
entre otras.
Obras de
Feliciano de Silva: Amadís de Grecia, Floresil de Niquea, Lisurate de
Grecia, Segunda Celestina... El
Amadís de Grecia, de Feliciano de Silva, fue uno de los libros de la biblioteca de don Quijote que el cura
y el barbero echaron al fuego. "Este que viene, dijo el barbero, es Amadís de
Grecia, y aun todos los de este lado, a lo que creo, son del mismo linaje
de Amadís. Pues vayan todos al corral, dijo el cura" (Quijote, 1. Cap. 6: Del donoso y grande escrutinio que el cura y el
barbero hicieron en la librería de nuestro ingenioso hidalgo).
¿Quién fue Feliciano de Silva?
Feliciano de Silva fue nieto de Hernando de Silva, corregidor de Ciudad Rodrigo e hijo de Tristán de Silva, cronista de la Reina Isabel la Católica. Tristán era natural y vecino de Ciudad Rodrigo. Debió morir en 1503. Sin embargo, la crónica que escribió sobre los Reyes Católicos nunca llegó a publicarse, ni se conoce directamente el manuscrito.
Su hijo, el célebre escritor de novelas de caballería vivió entre (1480-1554). La primera novela de este género, Lisuarte de Grecia, la públicó en 1514 (dedicada al arzobispo de Sevilla, el toresano Diego de Deza) y en ella narra las hazañas de un nieto de Amadís de Gaula. Escribió también la Segunda Celestina, publicada en 1534, en la que "resucita" a Celestina y narra una serie de episodios en la que trata de redimir su vida pecaminosa.
Feliciano de Silva fue regidor vitalicio de Ciudad Rodrigo desde 1523. Estuvo dos años al servicio del emperador y, ya en Ciudad Rodrigo, participó en la toma de posesión de los alcaides del alcázar. El rey delegó en él y en Diego de Silva en 1525 para que tomaran el pleito homenaje a Francisco del Águila, al no poder hacerlo este en persona, "por estar ocupado en la residencia que dava de su oficio de alcaide sacas". Nuevamente, en 1551, el rey ordenó a Feliciano de Silva -contaba 71 años- y a Antonio de Barrientos que toamaran y recibieran en su nombre el pleito homenaje del nuevo tenente de la fortaleza, don Alonso del Águila, el cual no podía presentarse en la corte por estar "ynpedido y enfermo".
Obras digitalizadas de Feliciano de Silva en la Biblioteca Nacional de España
Amadís de Grecia, de F. de Silva. |
[1]
M. GARCÍA FIGUEROLA: Literatura en la
frontera. El ambiente literario en Ciudad Rodrigo durante la primera mitad del
siglo XVI. Salamanca 2012. Ed. Centro de Estudios Mirobrigenses y
Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo.
[2] J. I. MARTÍN BENITO: El alcázar de Ciudad Rodrigo. Poder y control militar en la frontera de
Portugal (siglos XII-XVI). Salamanca 1999, pp. 95-97.
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