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lunes, 1 de febrero de 2016

Una frontera interior: la de León y Castilla (y 3)


CONFLICTOS E INTERCAMBIO DE CASTILLOS

Alfonso IX. Tumbo A. Catedral de Santiago de Compostela.
José I. Martín Benito

La paz entre leoneses y castellanos se quebró a comienzos del reinado de Alfonso IX de León. Las diversas alianzas entre los reinos hispanos llevaron también a la firma de una tregua de cinco años entre León y los almohades en 1191, lo que no fue aceptada por el Papa Celestino III, que se apresuró a excomulgar a Alfonso IX y espoleó la lucha de los reinos vecinos contra el monarca leonés. Ello fue aprovechado por Portugal, que invadió Galicia y tomó Tuy y Pontevedra.

Tratado de Tordehumos (1194)

El cardenal Gregorio, legado pontificio, medió en las disputas territoriales que enfrentaban a León con Castilla. El resultado fue un tratado de paz, firmado en la localidad de Tordehumos el 20 abril 1194[1]. Por este acuerdo, el rey de Castilla se comprometía a devolver al de León los castillos de Alba, Luna y Portilla, que habían sido ocupados durante la guerra, mientras que los de Valderas, Bolaños, Villafrechós, Villarmenteros, Siero de Riaño y Siero de Asturias retornarían a León tras la muerte del monarca castellano; al tiempo, se acordaba iniciar una averiguación sobre la dependencia del castillo de Santervás, que de momento quedaba en poder de Castilla. Por otro lado, cada reino entregaba cinco castillos por fidelidad a los maestres de Calatrava y del Temple. En Castilla, los de Cubillas de Duero, Villanueva, San Juan de Risova; San Román de Pennis y Tramaia, mientras que en el reino leonés los de Castrotierra, Ferrera de Riaño, Almanza, Penna Ramir y Colle.

Se obligaba también que los términos situados entre el río Jerte, el río Vermelio y la calzada de la Guinea no se poblasen, quedando comprendidos en el reino de León.

Vista de Tordehumos, con el castillo al fondo.


La guerra de 1196-1197

Pero la entrega no llegó a producirse. Las desavenencias entre leoneses y castellanos se volvieron a poner de manifiesto en 1196: los leoneses pasaron a la ofensiva en la Tierra de Campos e invadieron tierra castellana, llegando hasta Carrión de los Condes. La réplica tuvo lugar al año siguiente, cuando un ejército castellano y aragonés entró en territorio leonés y tomó Bolaños, Castroverde, Valderas y Valencia de don Juan, corrió las tierras de Benavente, Astorga y Rabanal, y llegó hasta el Castro de los Judíos, según recoge la Crónica latina de los Reyes de Castilla.[2]

Rodrigo Jiménez de Rada, arzobispo de Toledo y cronista castellano, achaca la ruptura de la tregua al rey de León, tras la batalla de Alarcos y añade que los castellanos tomaron también Carpio y Paradinas. Una nueva ofensiva tuvo lugar contra territorio leonés, según refiere la crónica del arzobispo, en la que el ejército castellano conquistó Castroleón, Ardón, Castrogonzalo y Alba de Aliste, asolando “todo a sangre y fuego hasta Astorga; y marchando desde allí por la parte de Alba y Salamanca, devastaron todo por completo y se apoderaron de Monreal, un noble castillo; desde allí volvieron a sus tierras”.[3]

Biblia de San Isidoro (León).

Las hostilidades terminaron con una nueva alianza. Alfonso de León casó con la infanta Berenguela de Castilla y se acordó que los castellanos devolvieran a los leoneses las tierras y fortalezas conquistadas, salvo los castillos de Carpio y de Monreal, que no serían devueltos hasta el año 1213, en cumplimiento del Tratado de Coimbra (1212). Alfonso IX, por su parte, entregaba a su esposa una treintena de castillos, entre ellos los terracampinos de Vega, Castrogonzalo [4] y Castroverde.


Paz de Cabreros (1206)

El conflicto volvió a suscitarse al declararse la nulidad entre el matrimonio del rey leonés con Berenguela, pues el asunto quedaba sin resolver. Finalmente, la solución vino de la mano del Tratado de Cabreros (1206), entre el Valderaduey y el Sequillo[5]; Alfonso VIII de Castilla entregaba a su nieto Fernando (hijo de Berenguela y el monarca leonés) los castillos de Monreal, El Carpio, Valderas, Bolaños, Villafrechós, Castrotierra, Almanza y los dos Sieros. Por su parte, Berenguela entregaba a su hijo Cabreros; pasaron también a Fernando los castillos que había recibido en arras de Alfonso IX, mientras que el monarca leonés daba a su hijo los castillos de Luna, Argilello, Ferrera y Gordón, agregando Tiedra y Alba de Aliste. Todos los confirmantes reconocieron que el conjunto de castillos eran del reino de León.
Puerta de Santiago, Villalpando.
Tratado de Valladolid (1210)

Pero las cabalgadas de ciertos caballeros continuaron en la frontera, haciendo daños a varios concejos, de lo que se siguió un nuevo tratado en Valladolid en 1210[6]. Alfonso IX entregó a Berenguela las plazas de Villalpando, Ardón y Roda, para que, después de su vida, pasaran a su hijo Fernando.

Paz de Coimbra (1212)

Los desencuentros volverían a aparecer en 1212 cuando el rey de León aprovechó la campaña de Alfonso VIII contra los almohades y recuperó las plazas de Roda, Ardón, Castrotierra y Castrogonzalo, junto a otras poblaciones. Así mismo hizo la guerra a los portugueses y tomó varias plazas. Los tres monarcas buscaron la paz; se reunieron en Coimbra y el 11 de noviembre firmaron las treguas.



[1] J. GONZÁLEZ: Alfonso IX. Madrid 1944. Vol. II. Doc. 79, pp. 116-119.
[2] Crónica latina de los Reyes de Castilla. Edición de Luis Charlo Brea. Madrid 1999, pág. 42.
[3] Ibidem, pág. 300-301.
[4] Sobre Castrogonzalo véase R. GONZÁLEZ RODRÍGUEZ: “La mota de Castrogonzalo. Una fortificación terrera en el alfoz de Benavente. Brigecio 15, pp.80-86.
[5] J. GONZÁLEZ: Alfonso IX. Madrid 1944. Vol. II. Doc. 205, pp. 284-291.
[6] J. GONZÁLEZ: Alfonso IX. Tomo I. Madrid 1944, pp. 129-132.

domingo, 31 de enero de 2016

Una frontera interior: la de León y Castilla (2)

LOS CONFLICTOS CON CASTILLA EN EL REINADO DE FERNANDO II (1157-1188)

José Ignacio Martín Benito

Tratado de Sahagún (1158)
Castillo de Tiedra (Valladolid).

A raíz del motín de la trucha de Zamora, los nobles leoneses, entre ellos el conde Ponce de Cabrera, fueron destituidos por Fernando II; estos acudieron a Sancho III, que invadió tierra leonesa y se presentó en Sahagún[1]. El 23 de mayo de 1158 los reyes llegaron a un acuerdo. Sancho devolvió a Fernando las tierras tomadas, con la condición de que las tuviesen el conde Ponce de Cabrera, el conde Osorio y Ponce de Minerva. Al poco tiempo Fernando II entregó a Ponce de Cabrera la tenencia de Sanabria.

Dominio leonés en Castilla (1158-1163)

Sancho de Castilla murió en noviembre de ese mismo año. El rey de León ocupó parte de reino castellano, pues el 12 de Febrero de 1159 estaba Fernando II en San Cebrián de Mazote[2]. El leonés estaba dispuesto a intervenir en los asuntos de Castilla en apoyo de los Laras, que se disputaban con los Castros la tutela del rey niño Alfonso VIII. En verano de 1162 fuerzas leonesas se adueñan de Segovia y de la Transierra castellana y llegaron hasta Toledo, donde el rey permaneció varios días. El dominio leonés se extendía a buena parte de Castilla, pues el 26 de octubre Fernando se encontraba en Burgos[3]. Al año siguiente el rey estuvo en Atienza, Medinaceli, Toledo y Soria como tutor de su sobrino Alfonso VIII[4]. En septiembre de 1164, se firmó una concordia de los reyes de León y Castilla (1163)[5].

Luchas por el Infantado (1165-1181)

En 1165 hubo un intento castellano en la Tierra de Campos. J. González cree que los Lara habían atacado Castroverde, pues allí se encontraba Alfonso VIII el 15 de julio dando una merced a Pedro Fernández[6]. Fernando II reaccionó, persiguió a las huestes de los Laras y asedió Medina de Rioseco.
Por su parte, Alfonso VIII entró en Toledo, plaza que se mantenía por Fernando Ruiz, el Castellano, en favor del monarca leonés (1166). Los castellanos atacaron de nuevo tierras leonesas, a lo que Fernando II respondió, cercando y tomando Castrotierra en 1168[7].

Nuevos conflictos entre León y Castilla tuvieron lugar a partir de 1178. Ese verano se produjo un nuevo ataque castellano en la frontera leonesa. A principios de 1179 Alfonso VIII había entrado en la Tierra de Campos. La reacción de Fernando II no se hizo esperar y los ejércitos de ambos monarcas entablaron batalla en “Cast´cam” (Castrejón supone J. González). Mientras tanto, Aragón amenazó con entrar en Castilla si Alfonso VIII atacaba el reino de León[8]. Volvieron los ataques castellanos a la frontera leonesa en la primavera, al tiempo que el infante Sancho de Portugal atacaba Ciudad Rodrigo, defendida en persona por el monarca leonés (batalla de Argañán). En 1180 volvieron los ataques castellanos, recuperando el territorio del Infantado (Urueña, Rioseco, Tordehumos, Torrelabatón…), ocupado por Fernando II desde el año anterior.

Paz de Medina de Rioseco (1181)


Tumba de Fernando II en Compostela.
La inestabilidad con Castilla y con Portugal llevó al monarca leonés a fortalecer los extremos de su reino. En este contexto hay que situar la repoblación de Mansilla de enero de 1181, frente a Castilla y la asignación de términos a Benavente en marzo de ese mismo año, dándole villas y el castillo de Mira[9]. Los reyes se reunieron en Medina de Rioseco el 21 de marzo, donde acordaron tener por frontera la señalada por Alfonso VII, desde Cea y Ceón hasta el Tajo.

Los castillos entregados por parte de León al maestre de Santiago y al prior de la del Hospital fueron: Melgar, Castrotierra, Peñafiel con Peñabraol y con Peñadestal, Siero y Portilla. Los de Castilla eran Santibáñez de Resova, San Román de Entrepeñas, Saldaña, Cea y Cubillas. El acuerdo contemplaba que ninguno de los dos monarcas entraría en el reino del otro, bajo pena de perder los castillos entregados por fidelidad[10].

Paz de Fresno-Lavandera (1183)
Castillo de Saldaña (Palencia).
El acuerdo de Medina de Rioseco no debió consolidarse, por lo que los monarcas, a través de sus embajadas diplomáticas, buscaron un nuevo acuerdo de paz, que se estableció esta vez el 1 de junio de 1183 entre las localidades leonesa de Fresno y castellana de Lavandera, en el camino de Salamanca a Medina. En este encuentro se fijó la frontera entre ambos reinos.

La paz duraría al menos 10 años. Las poblaciones fronterizas desde el río Cea hasta el Duero, que quedaban para el rey de León fueron: Villabarba, Griegos, Almaraz, villa de San Pedro de Latarce, Villavellid, Carbajosa, Villarmenter, todo el término de Villafrechós, Villalinoso, Bohomios, Villamuriel, Pajares, Ceinos, Gordaliza, Vega de Fernando Vermuriz, Santervás, Galleguillos y, más allá del Cea, Mahudes, Talavera y Bercianos; por la parte de Urueña la línea iría por Villagarcía, Morales, Villalosoño hasta Castromaior. Por su parte, para el rey de Castilla quedaban Ciralias, Villanueva, Villar, el término de Urueña, excepto San Pedro de Latarce; el término de Villagarcía, Morales, Castromaior (Aguilar); Villaciso, Villavera, Matilla, Palazuelo de Vedija, Villaesper, Nechas, Ceresinos, Galleguillos y, más allá de Cea, Villarevel, Villegas, Villa Mudarra, Villa Mizar y Peña Melera. Se acordaba también que durante diez años no podía hacerse castillo o fortificación en estas localidades, con la excepción de Urueña, Villagarcía, Villafrechós y Peña Melera.[11]

(Continuará)


[1] R. XIMÉNEZ DE RADA: Historia de los hechos de España. Libro VI, cap. XIII. Madrid 1989, pp. 280-281. J. GONZÁLEZ: Regesta de Fernando II. Madrid 1943, pág. 29.
[2] J. González: Regesta de Fernando II. Madrid 1943, pág. 38.
[3] Regesta.., pp. 54-57.
[4] Regesta.., pp. 60-61.
[5] Regesta.., pp. 63.
[6] Regesta, pág. 71.

[7]Regesta.., pp. 74-77. Es precisamente en este contexto de conflictos con Castilla en el que hay que situar las repoblaciones de Benavente de 1164 y 1167.
[8]Regesta.., pp.126-127.
[9] P. MARTÍNEZ SOPENA, V. AGUADO SEISDEDOS y R. GONZÁLEZ RODRÍGUEZ: Privilegios reales de la villa de Benavente (siglos XII-XIV). Salamanca 1996, pp. 20-23 y 76-77.
[10] Regesta.., pp. 135 y ss.
[11] Regesta.., pp. 140 y ss.

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