José I. Martín Benito
Huida de vecinos. Detalle de El Coloso |
Las autoridades civiles y religiosas solicitaron en varias ocasiones la ayuda de Felipe IV, ante la angustiosa situación[1]. Como escenario del campo de batalla y las avenidas del “enemigo portugués”, los caminos se hicieron inseguros, por lo que visitador diocesano Cristóbal de Melgar Pacheco tuvo que desistir de la visita a Fuenteguinaldo en 1647 y ordenar al beneficiado de El Bodón que le sustituyera[2]. Se temía las incursiones de los portugueses. En la visita que el magistral de Ciudad Rodrigo hizo a La Encina el 28 de octubre de 1651 fue informado que habían sido vendidos los novillos de las cofradías, “por causa del daño tan notorio de la guerra y riesgo de llevarlos el enemigo”[3]. Ese año los portugueses saquearon y quemaron varios lugares del campo de Yeltes, como Martín del Río, Boada, Castraz, Sancti Spiritus, Pedraza, Campocerrado, Retortillo y otros pueblos de Ledesma. Al año siguiente hicieron lo propio con Cespedosa, Herguijuela, Martiago, El Sahúgo. En 1653 incendiaron Vilvestre, Barruecopardo y El Sahúgo... [4].
Saqueo de soldados. |
Los españoles hicieron lo propio. En octubre de 1642 se lanzaron al pillaje y destrucción de poblaciones como Escarigo, Almofala, Colmenar, Vermiosa, Mata de Lobos Y Torre de Frades. Como consecuencia de ello, los vecinos de Escarigo abandonaron la villa y se refugiaron en Castelo Rodrigo[5].
El grado de cansancio era tal que las autoridades civiles y eclesiásticas de la ciudad se dispusieron por su cuenta a concertar treguas con los portugueses, a espaldas de Madrid. Los contactos fructificaron en 1654, cuando el obispo de Ciudad Rodrigo acordó una tregua que, aunque no fue del agrado de Felipe IV, fue un alivio para los vecinos del obispado[6].
Pero el alivio duró poco. En 1655, “desde Ciudad-Rodrigo á Sevilla ha corrido el Portugués toda la raya, que son muchas leguas, llevándose más de 50.000 cabezas de ganado, y todo lo demás que de camino se ha hallado[7]. Ese mismo año, “el corregidor de Ciudad Rodrigo entró en Portugal con 200 caballos y 200 infantes; quemó algunas aldeas, volvió con 4.000 cabezas de ganado menor y 1.000 del mayor, muchas mujeres y niños para rescate, dejándolos por aquella parte bien castigados”[8]. Tres años después, en junio de 1658 tropas portuguesas de pie y de a caballo, entraron desde Almeida. Le salieron al paso los de Ciudad Rodrigo y Saelices “y le quitaron la presa y 63 caballos: mataron, apresaron muchos, huyendo los demás”[9].
Batalla de Montes Claros. Guerra de Restauraçao de Portugal. |
[1] HERNÁNDEZ VEGAS, Mateo: Op. cit. II (Salamanca 1935, 197-202).
[2] HERRERO DURÁN, Agustín: Fuenteguinaldo en el espejo de su iglesia. Ciudad Rodrigo 1999, pág. 69, nota 10.
[3] Archivo Diocesano de Ciudad Rodrigo (ADCR). La Encina, sig. 910. Libro que contiene cuentas de las cofradías (San Sebastián, Vera Cruz, Nª Sª del Rosario, La Antigua, Santísimo Sacramento), de Fábrica y de la parroquial del lugar del Olmo. 1632-1657.
[4] NOGALES DELICADO, Dionisio: Historia de Ciudad Rodrigo, 1882.
[5] BORGES, Julio Antonio: Castelo Rodrigo. Passado e presente. Viseu 1999, pág. 95.
[6] VALLADARES, Rafael: Op. cit., 45-52.
[7]BARRIONUEVO, José: Avisos (1654-1658), II, 237.
[8] BARRIONUEVO, José: Avisos (1654-1658), II, pág. 123.
[9] BARRIONUEVO, José: Avisos (1654-1658), IV, pág. 219.
[2] HERRERO DURÁN, Agustín: Fuenteguinaldo en el espejo de su iglesia. Ciudad Rodrigo 1999, pág. 69, nota 10.
[3] Archivo Diocesano de Ciudad Rodrigo (ADCR). La Encina, sig. 910. Libro que contiene cuentas de las cofradías (San Sebastián, Vera Cruz, Nª Sª del Rosario, La Antigua, Santísimo Sacramento), de Fábrica y de la parroquial del lugar del Olmo. 1632-1657.
[4] NOGALES DELICADO, Dionisio: Historia de Ciudad Rodrigo, 1882.
[5] BORGES, Julio Antonio: Castelo Rodrigo. Passado e presente. Viseu 1999, pág. 95.
[6] VALLADARES, Rafael: Op. cit., 45-52.
[7]BARRIONUEVO, José: Avisos (1654-1658), II, 237.
[8] BARRIONUEVO, José: Avisos (1654-1658), II, pág. 123.
[9] BARRIONUEVO, José: Avisos (1654-1658), IV, pág. 219.