lunes, 18 de diciembre de 2017

El retablo de Fernando Gallego de Ciudad Rodrigo

LA VENTA DEL RETABLO

José Ignacio Martín Benito
Retablo de Ciudad Rodrigo. Museo de Tucson (Arizona).
Una de las piezas artísticas más relevantes del arte mueble de la catedral de Ciudad Rodrigo fue el retablo de la capilla mayor, obra del pintor Fernando Gallego (c. 1440-1507). El pintor trabajó en Salamanca, Plasencia, Coria, Trujillo, Zamora y Ciudad Rodrigo, entre otros lugares. De su obra destaca su "Cielo de Salamanca", pintado en las Escuelas Menores de la Universidad salmantina. En Zamora dejó las famosas tablas de Arcenillas y el retablo de San Lorenzo (Toro). En 2004 se celebró en Salamana una gran exposición sobre su obra.

Fernando Gallego y Ciudad Rodrigo

Fueron los años de finales del siglo XV fecundos, en cuanto a encargos de obras por parte de la catedral, siendo deán Francisco del Águila. En 1480 el cabildo había contratado con Fernando Gallego el retablo de la capilla mayor. El maestro, con ayuda de otros tres colaboradores (Francisco Gallego, el "maestro de los labios" y el maestro de las caras y armaduras") lo término en 1488. El padrón de 1486 recoge su estancia en la ciudad, viviendo en la calle Cadimus o en la de Toro[1].

El cielo de Salamanca, de Fernando Gallego.
A decir de Gaya Nuño el retablo de Ciudad Rodrigo "ha de ser considerado... como uno de los conjuntos más importantes de la pintura española cuatrocentista[2]. Debió tener 12 m. de altura y unas 47 tablas.

Pero toda obra es efímera. A finales del siglo XVIII, el cabildo decidió cambiar el fondo de la capilla mayor y en el lugar donde estaba del retablo de Gallego colocar un retablo de plata. Y así lo hizo, por lo que las tablas fueron desmontadas y retiradas al claustro. La inscripción que acompañaba al retablo en el basamento, y que recoge Hernández Vegas[3], desapareció. Como acabó también desapareciendo el retablo de plata en las guerras de comienzos del siglo XIX.

La venta del retablo por el Cabildo

Ecce Homo. Tucson (Arizona)
Allí en el claustro las tablas estuvieron amontonadas más de un siglo, al tiempo que se fueron perdiendo o "extraviando" algunas de ellas. De modo que en 1877 eran de las 46 ya sólo quedaban 26. En la segunda mitad del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX los anticuarios y coleccionistas pusieron los ojos en las obras de arte del patrimonio español. Y mucho de ello había en las antiguas catedrales. Ocurrió en Zamora, con su célebre "Bote" y varios tapices. Aquello fue un caso de codicia. Quién sabe si esta no estuvo también en el ánimo de la venta de las pinturas de Fernando Gallego. Lo cierto es que las tablas, de lo que fue en su día el retablo mayor de la seo civitatense, estaban sentenciadas. Y así, en ese año de 1877, las tablas fueron vendidas por 30.000 reales, con la aprobación del Cabildo. Ocurrió, es verdad, cuando Ciudad Rodrigo no tenía obispo propio y dependía de la administración apostólica del obispo salmantino, Martínez Izquierdo


Las tablas camino del exilio

Vendidas, las tablas salieron de España con destino a la colección de Sir Herbert Cook en Richmond (Inglaterra); sacadas a finales de la década de los cincuenta del siglo XX al mercado internacional de arte, fueron adquiridas por la fundación Samuel H. Kress, la cual las donó a la Universidad de Arizona, en donde fueron exhibidas por primera vez en 1960. Hoy están expuestas en el Tucson Museum of Art (Arizona, USA).
Retablo de Ciudad Rodrigo (Tuccon, Arizona, USA).
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[1] "El pintor gallego", en: Mª F. García Casar, Fontes Iudaeorum regni Castellae. VI. El pasado judío de Ciudad Rodrigo. (Salamanca 1992, 112, doc. XXVI/2). En el padrón figura también un "Luys, pyntor", en la Calle de Diego Ruvio con San Vicente y San Salvador.

[2] J. A. Gaya Nuño, Fernando Gallego (Madrid 1958, 22 y 38).

[3]M. Hernández Vegas, Ciudad Rodrigo. La Catedral y la Ciudad. I. (Salamanca 1935, 249 y ss).

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