domingo, 3 de diciembre de 2017

La leyenda del Cristo de Benavente

DE CÓMO UN POBRE SE CONVIRTIÓ EN ESTATUA

José I. Martín Benito


El judío errante. Grabado de G. Doré.

Hubo en Benavente un famoso Cristo yacente, al que se le atribuían "mil prodigios". Su origen no consta, aunque sí sabemos que a mediados del siglo XVII la imagen fue trasladada a Madrid, por orden o -casi mejor- capricho, de la condesa consorte.

La leyenda del Cristo

El Cristo tenía su propia leyenda. Hubo un conde de Benavente  -sin que sepamos de quién se trata- al que se define como "santo y grande", que solía salir de incógnito por la villa casi todas las noches. El motivo no era otro que hacer limosnas y cuanto de bien podía. Una noche, un pobre desde el suelo, le pidió auxilio y el conde le respondió que se levantara y le acompañara, que se lo daría. Pero el mendigo no podía incorporarse, por lo que el conde lo cargó sobre la espalda y lo llevó a su palacio para darle aposento y cama. Le ayudó a desnudar, le vistió con una camisa y le acostó. Pimentel se fue a cenar y ordenó que llevaran al mendigo parte de la cena. Pero el camarero no pudo abrir la puerta de la estancia, lo que comunicó al conde. Cuando este pudo entrar en la habitación comprobó que en lugar del pobre había un Cristo.
Convento e igleisa de San Felipe Neri (Madrid).

El porqué del traslado de la imagen del crucificado a Madrid está relacionado con la construcción de la iglesia y casa de los clérigos de San Felipe Neri (conocido como San Felipe el Real), de la que la condesa de Benavente, doña Antonia de Mendoza, se hizo patrona. Debió entender la buena señora que al Cristo le vendrían mejor los aires de la capital del reino que no los de la villa familiar y allí que se lo llevó. Eso sí, según parece, no le fue nada fácil, pues tuvo que contar nada menos que con la autorización del Papa.
El convento, de agustinos descalzos, estuvo en la calle Mayor de Madrid, junto a la puerta del Sol.
Esta doña Antonia de Mendoza y Orense era dama de la reina e hija del conde de Castrojeriz. Casó en segundas nupcias con Juan Francisco Pimentel (1584-1652).

Juan Fco. Pimentel atribuido a Velázquez.
La noticia del traslado la da José de Barrionuevo en sus Avisos (1654-1656):
Madrid y abril 1º de 1656

            “Paréceme que doña Antonia de Mendoza, la dama tan celebrada en Palacio que casó con Benavente, se dice se hace patrona de los clérigos menores del Rosarico de San Felipe Neri, que está junto al embajador de Alemania, haciéndoles iglesia y casa en que vivir, que ahí no la tienen, y pasan con la estrechura que todos vemos. Para esto trae de Benavente un Santo Cristo después de desclavado de la Cruz, que dicen hace mil prodigios, y le ha costado el traerle muchos pleitos y breves del Pontífice. Tuvo su origen de un caso portentoso de un conde santo y grande de la Casa, que es el mayor milagro. El cual acostumbraba a salir de rebozo, haciendo limosnas y cuantos bienes podía por todo el lugar casi todas las noches. Topóse una un pobre que le pidió dolorasamente socorro: díjole se levantase y se fuese con él, que se lo podía dar muy cumplido; y viendo que no lo podía hacer, se le echó a cuestas, llevándole a Palacio, metiéndole por una puerta falsa y en un aposento en que había una cama de propósito para lances semejantes; y habiéndole ayudado a desnudar, y hecho traer una camisa suya y acostándole, cerró la puerta y se fue a cenar, de donde le envió en un plato de todo cuanto le sirvieron. No pudo abrir la puerta el que la llevaba: fue el conde en persona, y halló al pobre llegado hecho un Cristo, que es el que ahora se dice trae, con que hace su patronazgo de buena ventura” (José de Barrionuevo, Avisos, I, pp. 261-262).

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