REINO DE LEÓN

viernes, 16 de junio de 2017

El paso del Esla en Castrogonzalo


PUENTES Y BARCAS


Puente de Castrogonzalo.
José I. Martín Benito
 

Una de las mayores dificultades de los caminos fue siempre el paso de los ríos. Las dificultades se acentuaban en época de lluvias que provocaban crecidas o “enriadas”. La seguridad del paso descansaba, en principio, en los puentes de piedra, que hasta finales del siglo XX fueron casos contados.

El de Castrogonzalo fue uno de los pocos puentes levantados sobre el cauce del Esla. El inicio de su construcción debe datar de finales del siglo XII. A principios del siglo XIII debía estar acometiéndose la construcción del denominado puente de Santa Marina; su prosperidad derivó en la celebración de una feria en Los Paradores. Sin embargo, las constantes avenidas del Esla fueron deteriorando la fábrica, de modo que hacia 1345 el puente estaba en ruina. 
  
Puentes sobre el Esla

Otros puentes sobre el Esla fueron el de Mansilla de las Mulas, aguas arriba de Castrogonzalo, y el del Priorato de Milles de la Polvorsa (el denominado puente de Deustamben) y Castrotorafe, aguas abajo, pero estos últimos terminaron por arruinarse y, al no volver a recomponerse, desaparecieron. El del Priorato debió perderse en el siglo XIV. Por su parte, parece que desde el siglo XII la villa de Castrotorafe contó con un puente de piedra sobre el Esla, que se mantuvo activo hasta su destrucción en el siglo XV, según información recogida por la visita a la Encomienda santiaguista en 1494.

El río Esla y varios pasos de barca.
Muy cerca a Castrotorafe, en San Pelayo (despoblado de San Cebrián de Castro), se levantaron puentes de madera. Uno de ellos se construyó por mandato de Real Orden de 20 de julio de 1801, de modo que la barca que había en este tramo del río se retiró; finalmente el puente acabó por llevárselo el río y la Administración General de Correos y Caminos tuvo que habilitar nuevamente el paso en barca. De modo que el de Castrogonzalo fue, durante siglos, el único puente de piedra existente entre Mansilla de las Mulas y la desembocadura del Esla. Y es que aguas abajo de Castrogonzalo, el Esla no contó con un paso fijo y estable hasta 1869, cuando se abrió al tráfico el puente de La Estrella, levantado con motivo del proyecto de construcción de la carretera de Villacastín a Vigo.

Las aguas se llevaron varias veces el puente de Castrogonzalo. Para solventar la necesidad del paso, entre tanto se procedía a reparar los desperfectos –lo que en ocasiones podía demorarse durante años- , los caminantes recurrieron al uso de barcas o atravesaron el río por un puente de madera. Por uno de estos puentes lo hizo en 1612
Peregrino
Bernardo de Aldrete, canónigo de la catedral de Córdoba, a su regreso de la peregrinación a Compostela, camino de Madrid:

 “Março 7. Miércoles de la ceniza salimos de Benavente al salir del sol con mucho frio i vientos i a cosa de una legua llegamos al rio Esla que va dividido en dos braços. El uno que lleva poco agua tiene una hermosísima puente, el rio huió della y pasó a otro lado donde va todo el golpe del agua que es mucha i todo el rio a inclinado a esta parte donde está començada otra puente. Pero pássase por una de madera como la del Orbigo, i la passamos con la misma temeridad, que reconocimos vista la pujança i furia del rio”.

Así pues, en momentos en los que el puente estaba deteriorado o cortado, resultaba un auténtico embarazoso salvar el río a la altura de Castrogonzalo, circunstancia esta bastante común a lo largo del tiempo.

En el Archivo Municipal de Benavente se conserva abundante documentación sobre repartimientos para reparar el puente, hacer obras de ampliación o reparar las partes en ruina, son constantes a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII y en ellos intervenían diversas villas y ciudades. En el repartimiento que se hizo en 1656 contribuyeron los lugares situados en un radio de acción de 24 leguas.
Estragos de las crecidas de la primavera de 2016.

Cuando el puente estaba ruinoso, en ocasiones se procedía a tender unas maderas para que pudieran pasar personas y caballerías. Pero muchas veces no bastaba con ello y hubo de recurrirse a las barcas como transporte alternativo para poder cruzar el cauce.

Conocidos son los sucesos ocurridos en los últimos días de fnales de 1808, en la Guerra de la Independencia, cuando, volado el puente, por los ingleses, los franceses se lanzaron a buscar barcas por los alrededores. Ello retrasó la persecución de Napoleón que, finalmente, cruzó el Esla, como ya hemos informado en otro post.
El puente, tras la restauración de 2016-2017.

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