REINO DE LEÓN

miércoles, 21 de junio de 2017

El Camino de Santiago en el norte de Zamora

VALLES DE BENAVENTE

Peregrinos. Grabado de 1850.
José I. Martín Benito
 

Las tierras del norte de la actual provincia de Zamora fueron zona de paso hacia el Finisterre atlántico, hacia las tierras gallegas, en donde Compostela se erguía como reclamo y como meta de los caminantes.

Al menos desde época romana, si no antes, el septentrión zamorano, fue una zona de paso obligado entre el sur y el centro de la Península Ibérica con las tierras del noroeste. La Vía de la Plata, que unía Mérida con Astorga, pasaba por las mansiones de Pretorium (Bretó) y Brigecio (en las inmediaciones de Benavente).

En esta última cruzábase también la vía que unía Astorga con Zaragoza. Durante la repoblación medieval, la vía de la Plata, llamada entonces calzada de la Guinea, fue utilizada por los reinos cristianos y musulmanes en sus incursiones y expediciones militares. Al tiempo que avanzaba la repoblación y expansión de leoneses y castellanos, primero hacia el Tajo y luego hacia el Guadiana, se fue también abriendo paso la trashumancia de los rebaños que, en su mayor parte, seguían el trazado de esta vía. Por aquí también orientaron sus huellas los peregrinos que, desde el sur de la Península, se dirigían a venerar las reliquias del apóstol Santiago en Compostela.


Santaigo peregrino. Santa Marta de Tera.
Desde la época de la repoblación, pues, la villa de Benavente -antes Malgrat- se convirtió en zona de paso de los viajeros del sur; pero también de los que venían desde el centro peninsular, de las tierras vallisoletanas, abulenses y madrileñas. En el siglo XII, las comunicaciones con Castilla desde Benavente se hacían a través de las plazas leonesas de Mayorga, Castroverde y Villalpando. Con el tiempo, los caminos hacia el centro peninsular fueron cobrando mayor relevancia, fruto de la estancia de la corte en Valladolid y, sobre todo, una vez que Felipe II la trasladó a Madrid.

Camino de reyes y de viajeros ilustres. Por Benavente pasaron, entre otros, los Reyes Católicos en 1486, tanto a la ida como a la vuelta de Compostela[1]; Carlos I en 1520 en su primer viaje a Santiago, donde había convocado Cortes, pasó por Benavente, procedente de Burgos y Valladolid[2]; el futuro emperador Maximiliano de Austria que, en compañía del conde-duque de Benavente, viajó en 1548 de Valladolid a Santiago en cinco jornadas, a través de la vía del Tera y Sanabria[3]
Puerta de Santiago, del castillo de Benavente.
También el entonces príncipe Felipe en 1554 pasó y se hospedó en Benavente camino de La Coruña para embarcarse hacía Inglaterra[4]. Viajeros como Jeronimus Münzer en 1494 o Antoine de Lalaing en 1502 pasaron también por esta villa a su regreso de visitar la tumba del Apóstol[5].
Benavente se convertía así en una encrucijada de caminos hacia Galicia y hacia las tierras de la Meseta, como lo sigue siendo hoy.

En Benavente y su comarca se abrían y se abren, pues, dos vías alternativas hacia Santiago. Una, siguiendo el camino hacia Astorga, para enlazar con el Camino Francés, y, otra, remontando el curso del valle del Tera y la alta Sanabria para adentrarse en las tierras orensanas de la Gudiña y Allariz y, desde aquí, hacia Compostela.

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http://ledodelpozo.blogspot.com.es/2014/09/jose-ignacio-martin-benito-juan-carlos.html








[1] J. LEDO DEL POZO, Historia de la nobilísima villa de Benavente, con la antigüedad de su condado,  principio de su condado, sucesos y hazañas heroicas de sus condes. Zamora, 1953. Reed. Facsímil del C.E.B. “Ledo del Pozo”. Benavente, 2000, pág. 279.

[2] J. LEDO DEL POZO, Op. cit., pp. 283-284.

[3]M. SIMAL LÓPEZ, Los condes-duques de Benavente en el siglo XVII. Patronos y coleccionistas en su villa solariega. Benavente, 2002, pág. 46, notas 41 y 42.

[4] A. MUÑOZ, Sumaria y verdadera Relación del Buen viaje que el inuictíssimo príncipe de las Españas don Felipe hizo a Inglaterra. Zaragoza, 1554. Reedición de la Sociedad de Bibliófilos españoles. Madrid, 1877, con notas de P. Gayangos.


[5] J. MÚNZER, Viaje por España y Portugal. Ed. Polifemo. Madrid, 1991, pp. 207-211 y J. GARCÍA MERCADAL, Viajes de extranjeros por España y Portugal. Madrid, 1952, 3 vols.

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