REINO DE LEÓN

jueves, 19 de octubre de 2017

La frontera entre España y Portugal


LA RAYA Y LAS FORTIFICACIONES

José I. Martín Benito 

Vista aérea de Ciudad Rodrigo.
La frontera hispano-portuguesa hunde sus orígenes en la Edad Media y, en concreto, en los tratados de Zamora (1143) Badajoz (1267) y Alcañices (1297) entre los Reinos de León y Portugal. Fue en este último, donde quedó prácticamente definida[1]. Tras diversos avatares, invasiones y conflictos en la Edad Media, los reinos de España y Portugal quedaron unidos en 1580 bajo la monarquía católica de Felipe II (I de Portugal) hasta la Guerra de Restauración o de Independencia de Portugal (1640-1668). El Tratado de Lisboa, que puso fin al conflicto, apenas modificó las fronteras peninsulares[2]

La denominada "Frontera de Castilla", como se la conoce en la Edad Moderna, se insertaba entre la de Galicia, al norte y la de Extremadura al Sur. El territorio iba pues desde la Alta Sanabria hasta El Rebollar, esto es desde la Sierra Segundera hasta la Sierra de Gata. Es este un territorio donde la línea fronteriza está delimitada por varios cursos fluviales, en especial los del Manzanas, Duero, Águeda y Turones, en un terreno muy accidentado, “aspero” y “fragoso” como lo denominan las fuentes militares.

Castillo de La Puebla de Sanabria.

A lo largo de esta línea, desde la desembocadura del Miño hasta la del Guadiana, se levantaban castillos y fortificaciones, cuyas fábricas databan de los tiempos medievales. La orografía del terreno condicionaron las entradas de las tropas por la denominada Raya húmeda, de modo que las principales plazas fronterizas se ubicaban en la Raya seca, esto es en La Puebla de Sanabria, al norte y en Ciudad Rodrigo al sur. Fue precisamente en el contexto del conflicto militar de la Independencia con Portugal cuando el Consejo de Guerra impulsará un sistema de fortificaciones abaluartadas en la frontera de Castilla: entre ellos, los fuertes de San Carlos en La Puebla de Sanabria y Carbajales de Alba, respectivamente, y el de La Concepción en Aldea del Obispo, junto con los refuerzos de La Puebla y de Ciudad Rodrigo. La réplica portuguesa a la construcción del Real Fuerte de la Concepción fue la fortificación de Almeida. El sistema de fortificación responde al modelo Vauban, y dibuja una estrella de doce puntas.

Almedia (Portugal).


[1] E. MEDINA GARCÍA: “Orígenes históricos y ambigüedad de la frontera hispano-lusa (La Raya)”. Revista de Estudios Extremeños. 2006, vol. 62, nº 2, pp. 713-724. R. CUNHA MARTINS: “La frontera medieval hispano-portuguesa (el punto de vista de la guerra)”. En Á. VACA LORENZO: La guerra en la Historia. Acta salmanticensia, 108. Salamanca 1999, pp. 95-114. M. GONZÁLEZ JIMÉNEZ: “Las relaciones entre Portugal y Castilla del Tratado de Badajoz (1267) al Tratado de Alcañices (1297)”, en J. SÁNCHEZ HERRERO (coord.): El tratado de Alcañices: ponencias y comunicaciones de las Jornadas conmemorativas del VII centenario del Tratado de Alcañices (1297-1997). Zamora y Alcañices, del 8 al 12 de septiembre de 1997 /1999. Véanse también las actas de O Tratado de Alcanices e a importância histórica das terras de Riba Côa: actas do Congresso Histórico Luso-Espanhol, 12 - 17 de Setembro de 1997. Lisboa. Universidade Católica Editora, 1998.

[2] Ignoro el fundamento en el que se basan algunos autores para afirmar que, tras la Guerra de Independencia de Portugal, Hermisende y La Tejera pasaron a España, con el argumento de que en el levantamiento portugués de 1640 no reconocieron a don Joâo IV de Bragança por lo que, al acabar la guerra, quedaron sujetas a la corona española. Así lo manifiesta M. GÓMEZ MORENO: “Este pueblo [Hermisende] y Tejera tocan con Portugal, de la que se desgarraron, negándose a secundar la rebelión del Duque de Braganza”; vide Catálogo monumental de España. Provincia de Zamora. 1927, Tomo I, pág. 23. También lo hace Mª J. DE MOURA SANTOS: Os falares fronteiriços de Tras-os-Montes, 1987, pág. 89. Cierto es que Hermisende y La Tejera decidieron pasar a la soberanía portuguesa entre 1340 y 1342, lo que dio lugar a un litigio entre Alfonso IV de Portugal y Alfonso XI de Castilla y entre los concejos de Braganza y La Puebla de Sanabria; el rey castellano las reclamó en 1346 con el envío de embajadores a Portugal; sobre ello véase N. VIGIL MONTES: “Livro de demarcaçoes entre estes reinos de os de Castela e de contratos de pazes”, un cartulario para las relaciones lusocastellanas en la Baja Edad Media. Documenta & Instrumenta,13 (2015), pp. 133-165, en especial regesta de documentos 11-16, 18-19 y 23; digitalización del Livro de demarcaçoes en http://digitarq.arquivos.pt/details?id=4223191

Ver también J. L. MARTÍN: “Conflictos luso-castellanos por la Raya”. Revista da Faculdade de Letras. Historia, nº 15, 1 (1998), pp. 259-274. En el siglo XV tanto Hermisende como La Tejera pertenecían a Castilla y no a Portugal, como comprobó Mendo Afonso de Resende en junio de 1538, tras el reconocimiento de la demarcación fronteriza que hizo entre 1537-1538 por mandato del rey de Portugal. Las declaraciones de testigos consultados por Resende señalaron que estas dos poblaciones pertenecían a la jurisdicción de La Puebla de Sanabria, y lo venían siendo ya desde tiempo atrás. En efecto, Resende incluye una averiguación de 1450 procedente de Bragança en la que se afirmaba que Hermisende era de Castilla: “E que desde hahy [rio das Maças (Riomanzanas)] se syguiam os termos per marcos dyvisoes antre Bragança e Seabra que chegam a Ermesende que ora he de Castella e que n´alldea d´Ermesende avia dous bairos e per antr´elles ambos hiam hua agoa de Tuella e o bairo da parte daquem d´agoa era de Portugall e o outro de Castela”. Parece pues que a mediados del siglo XV San Ciprián de Hermisende –en la margen derecha del Tuela- pertenecía al reino portugués, mientras que Hermisende –en la margen izquierda- se incluía en el reino de Castilla. Ver Demarcaçoes de fronteira. Lugares de Tras-os-Montes e de Entre-Douro-e-Minho. Vol III: Humberto Baquero Moreno (Coordinador) e Isabel Vaz de Freitas (Índices y revisión paleográfica). Centro de Investigaçao e de Documentaçao de História Medieval. Universidad Portucalense-Infante D. Henrique, Oporto, 2003, pp.78, 80 y 84. De hecho, Hermisende formó parte de los bienes confiscados por el infante Alfonso de Castilla a Diego de Losada en 1465 y entregados al III conde de Benavente; I. BECEIRO PITA: El condado de Benavente en el siglo XV. Benavente 1998, pp. 187 y 209-210.

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