REINO DE LEÓN

lunes, 8 de octubre de 2018

La cría de caballos en la España del sigo XVI

LA EXPORTACIÓN DE CABALLOS Y LAS NECESIDADES PARA LA GUERRA 

José Ignacio Martin Benito

La exportación de caballos

Carlos I en Mülberg, por Tiziano.
A pesar de los mandatos reales, la exportación de caballos fuera del reino debió ser práctica habitual. En las Cortes de Valladolid de 1523 los procuradores pidieron a la Corona que, para que no se sacaran caballos, se ejecutara lo dispuesto en las leyes y pragmáticas, lo que era una prueba evidente de que dichas disposiciones no se cumplían[1]

En las de Toledo de 1525 los procuradores pidieron al rey que se pusiera mucho recaudo en la salida de caballos hacia Francia, ya que había allí tantos caballos españoles como en Castilla, al tiempo que no pusiera dificultad en la extracción de mulas y jacas, «pues no son bestias de que ay falta»[2]. No obstante, la exportación de caballos continuó, por lo que parece que tanto las peticiones como las disposiciones no tuvieron éxito. Unos años más tarde, el 9 de marzo de 1534, Carlos I promulgó en Toledo una nueva pragmática sobre la cría caballar y mular, insistiendo en la prohibición de la saca de caballos. En ella el Emperador se hacía eco de la gran cantidad de estos animales que salieron de España para la campaña de Hungría contra el Turco en 1532[3]. En las Cortes de Valladolid de 1537, los procuradores solicitaron la revocación de dicha pragmática, pues los mejores caballos eran comprados por letrados, médicos, mercaderes y hombres viejos y ricos, de modo que el precio era tan alto que los caballeros y gente militar no hallaban caballos para la guerra; se calculaba que en el reino había más de 10.000 caballos ocupados en “personas ynutiles para la guerra”. El rey se comprometió a ocuparse del asunto y proveer lo más conveniente [4].

La cría de caballos en tiempos de Felipe II 

Felipe II a caballo, por Rubens.
La necesidad de disponer de caballos para las expediciones militares en el exterior llevó también a la Monarquía de Felipe II a la promulgación de pragmáticas y cédulas reales destinadas a promover su cría (lám. 1). Andalucía era la tierra donde mejor se criaban los caballos y era práctica habitual la compra de yeguas andaluzas para llevarlas al interior peninsular. Con el ánimo de proteger la cabaña caballar andaluza, el 11 de febrero de 1556, el rey prohibió sacar yeguas de Andalucía para Castilla, con algunas excepciones: “Y porque esto no sea causa de impedir que en Castilla no haya la dicha cria de caballos, tratando como se trata de su multiplicación y aumento, permitimos, que los que tuvieran padres á que echar yeguas, las puedan sacar del Andalucía con testimonio auténtico del Corregidor del distrito adonde se llevaren, de que el comprador tiene caballo de casta, y bueno para padre que las cubra[5]

Apremiado por la disminución y falta de caballos de raza, el rey ordenó desde Aranjuez en junio de 1562 que en las ciudades, villas y lugares, tanto de Andalucía como de las tierras situadas allende el Tajo, no se echaran las yeguas y potrancas a asnos, sino a caballos de casta. La Corona era consciente del perjuicio que ocasionaba la falta o escasez de caballos para el “ordinario serviçio y exerçiçio de nuestros subitos y naturales”, sobre todo cuando “fuera menester formar y hazer gente de cavallo”. De hecho, el propio monarca entró en Portugal en junio de 1580, con ciertos de arcabuceros a caballo, sacados de varias compañías[6]

Pero si importante para la Corona era estimular la cría de caballos, no menos lo era también vigilar la saca de los mismos fuera del Reino[7]. Felipe II pretendió animar y estimular la cría de caballos de casta. De hecho, ese mismo año, se enviaron cédulas reales a diversas villas y ciudades del Reino, ordenándoles se hicieran informaciones y diligencias sobre la cría caballar. En este contexto e interés real por disponer de buenos caballos debemos situar la creación en 1560 de la yeguada de Aranjuez, con 133 yeguas de vientre y 48 potrancas, así como la de Córdoba y las de sus descendientes de Jerez y Jaén en 1567 y 1572, con un efectivo de 1200 yeguas[8]. En 1572 el rey envío una real cédula a varias ciudades del reino recomendando la práctica de ejercicios ecuestres a la nobleza local y la creación de cofradías o hermandades, lo que dio lugar al origen de algunas Reales Maestranzas, entre ellas la de Ronda.[9]


Extracto de nuestro trabajo: "La cría de caballos en Ciudad Rodrigo en tiempos de Felipe II, Estudios Mirobrigenses, V. Ciudad Rodrigo 2018, pp. 57-89

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[1] Cortes de los antiguos reinos de León y Castilla. Tomo IV. Real Academia de la Historia. Madrid 1882, petición 81, pág. 388. 



[2] Cortes de los antiguos reinos de León y Castilla. Tomo IV. Real Academia de la Historia. Madrid 1882. Tomo Cuarto, petición 34, pág. 441 y PRESCOTTT, Guillermo H.: Historia del reinado de los Reyes Católicos, Madrid 1855. Edición traducida del inglés por D. Atilano Calvo Iturburu, pág. 415 y SUÁREZ FERNÁNDEZ, Luis: Historia general de España y América. Vol. 6, 1986, pág. 187. 


[3] CLEMENCÍN, Diego: “Influencia del gobierno de doña Isabel”. Memorias de la Real Academia de la Historia. Tomo VI. Madrid 1821. pág. 285 

[4] Cortes de los antiguos reinos de León y Castilla. Tomo IV. Real Academia de la Historia. Madrid 1882, Tomo Cuarto, petición 111, pág. 674. Ver también PINO ABADA, Miguel: Persecución y castigo de la exportación ilegal de bienes en Castilla (siglos XIII-XVIII). Madrid, Dykinson, 2014 pág. 29. 

[5] Novísima recopilación de las leyes de España, Tomo III, 1805, pág. 330 

[6] SAN MIGUEL, Evaristo: Historia de Felipe II. Tomo III. Madrid 1846, pp. 124-125. 

[7] La frontera con Portugal fue objeto de contrabando de caballos, perseguido por las autoridades. De 1555 data una “ejecutoria del pleito litigado por Diego Ballestero, vecino de Manzanal de Arriba (Zamora), y consortes, con Juan Barba, alguacil del adelantamiento de León, y con el fiscal del rey, acusando a los primeros de llevar a Portugal ciertas mercaderías prohibidas, como mulos, caballos y vino” ARCHV. Registro de ejecutorias, 850, 27. De 1567 data otra “ejecutoria del pleito litigado por el fiscal del rey y Francisco Juárez, alguacil del adelantamiento de León, con Jacome de Trabazos, Francisco Barrigón, Hernando Portugués y consortes, vecinos de Nuez (Zamora), sobre acusación de haber comprado en la feria de León muchas mulas, potros y caballos para llevarlos al reino de Portugal, contraviniendo las leyes reales”. ARCHV. Registro de ejecutorias, 1137, 47. 

[8] Anales de la Sociedad Rural Argentina, Vol. VII, nº 3, 31 de marzo de 1873, pág. 25.

[9] GIL DORREGARAY, José (ed): Historia de las Órdenes de Caballería, Madrid 1864, pág. 620; LÓPEZ-NIETO Y MALLO, Francisco: Honores y protocolo, Madrid 2006, pág. 429; OLEA Y SANZ, Pilar: “Maestranzas de caballería suprimidas”, En Hidalguía, 157. Madrid 1979, pág. 844.


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