Ejecución de los Comuneros (A. Gisbert, 1860) |
Entre 1520 y 1521 tuvo lugar en Castilla una guerra civil, que enfrentó a los partidarios del rey Carlos I con los intereses de las ciudades.
Carlos había heredado los reinos de España tras la muerte de su abuelo Fernando el Católico en 1516. Se había criado en Gante (Flandes) e ignoraba la lengua y costumbres de su nuevo reino. Mientras llegó el nuevo rey, Castilla estuvo gobernada por el cardenal Cisneros. Carlos llegó a España en 1517 y en enero de 1518 convocó Cortes en Valladolid. En esa Asamblea, los procuradores (representantes de las ciudades) aprovecharon la ocasión para protestar por la situación de Castilla, que consideraban estaba siendo explotada por los flamencos, consejeros de Carlos.
En 1519 Carlos fue elegido emperador del Sacro Imperio. En noviembre, Toledo escribía a las más importantes ciudades castellanas, proponiendo una reunión de sus representantes, donde se exigiría: que el rey no abandonara el país, que no se permitiera sacar más dinero del reino y que los extranjeros no fuesen designados para ocupar cargos. Carlos convocó Cortes en Santiago para el primer día de abril de 1520. Con cierta oposición de varias ciudades el rey logró que las Cortes trasladadas a La Coruña aprobaran un subsidio para hacer frente a los tres años que el emperador pasaría fuera de España, dejando aquí como regente al flamenco Adriano de Utrecht.
Carlos V, por Tiziano. |
La revuelta estalló en Castilla. Muchas ciudades formaron una Junta en Tordesillas y elevaron exigencias al emperador: que el rey viviese en Castilla, que no trajese ni flamencos, ni franceses, ni nativos de otros países para ocupar los principales cargos y que respetara las costumbres de sus abuelos. El clero apoyó la revuelta, al igual que gran parte de la nobleza urbana. Muchos campesinos también, aunque el movimiento era principalmente ciudadano. Pero la alta nobleza (entre ella los condes de Benavente) se mostraron firmes partidarios del emperador. Las ciudades crearon sus juntas.
El regente Adriano ordenó atacar Segovia y luego Medina del Campo, a la que prendieron fuego, lo que acentuó la indignación de las ciudades. Los comuneros buscaron el apoyo de la reina madre, Juana la Loca. En las ciudades, el movimiento comunero se radicalizó. Lo que había surgido como un levantamiento nacional contra un régimen extranjero, comenzó a asumir aspectos de una revolución social. En 1521, el obispo de Zamora, Antonio de Acuña, se puso al frente de la comunidad de su ciudad y organizó un ejército que hizo algunas correrías por los alrededores de Valladolid. Las tropas comuneras estaban formadas por la milicia local, campesinos y un puñado de pequeños nobles que, de hecho, no constituían un obstáculo para el ejército realista al mando del condestable de Castilla (Iñigo Fernández de Velasco, señor de Villalpando). El 23 de abril de 1521 los dos ejércitos se enfrentaron en los campos de Villalar. Los capitanes comuneros Padilla y Bravo fueron capturados y ejecutados al día siguiente. Sólo Toledo resistió durante algún tiempo.
Villalar, de Manuel Picolo y López (1887). Fundación BBVA, Madrid. |
Sofocada la revuelta, el rey Carlos volvió a España. Desembarcó en Santander el 16 de julio de 1522, con la precaución de venir acompañado por 4.000 soldados alemanes. Dio un perdón general, pero trescientos destacados comuneros quedaron fuera del perdón real. El nacionalismo castellano había sido derrotado y restaurado el poder del rey.
Departamento de Geografía e Historia. IES "León Felipe" de Benavente.
Departamento de Geografía e Historia. IES "León Felipe" de Benavente.
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