José I. Martín Benito
La riqueza minera de Zamora ha estado presente a lo largo del tiempo,
desde la Prehistoria hasta el siglo XIX. Es a partir de los siglos XIX y
XX cuando comienza a ser más conocida, sobre todo por las minas de Sayago (Villadepera) y Sanabria (Calabor).
Desde muy antiguo en el actual territorio de la provincia se explotó la sal, el oro, la plata, el plomo, el cobre, el estaño. Este potencial bien podría transformarse en un recurso económico para la zona rural provincial. ¿Cómo? Con la creación y promoción de rutas turísticas en la provincia en busca del pasado minero. Para ello, habría que hacer una selección de lugares visitables. Para eso es necesario contar con un conocimiento del territorio, realizando estudios previso y ver, así, las posibilidades de acercar e insertar los enclaves y restos de la minería histórica al gran público. Es una oportunidad que está ahí, esperando. Cuando el mundo rural se vacía, es preciso estimular el aprovechamiento de los recursos. Y este, el de la minería histórica como producto turístico, puede ser uno de ellos.
Noticias de descubrimientos de minas en Zamora hay varias. Hoy traemos aquí una relacionada con el descubrimiento de oro y plata en Lubián (Sanabria).
El descubrimiento de las minas de plata en Guadalcanal (Sevilla) en 1555 en Sierra Morena, generó una espacie de “fiebre minera” en el resto de España. Muchas gentes se lanzaron a explorar el campo, esperando encontrar un remedio rápido a su precaria situación. Así lo expresaba el corregidor de Segovia en 1556: “En esta ciudad y su tierra ay mucha nesçesidad y la gente está pobre, andan muchas jentes a buscar las dichas minas por los montes, sierras y términos de la dicha çibdad”[1].
Desde muy antiguo en el actual territorio de la provincia se explotó la sal, el oro, la plata, el plomo, el cobre, el estaño. Este potencial bien podría transformarse en un recurso económico para la zona rural provincial. ¿Cómo? Con la creación y promoción de rutas turísticas en la provincia en busca del pasado minero. Para ello, habría que hacer una selección de lugares visitables. Para eso es necesario contar con un conocimiento del territorio, realizando estudios previso y ver, así, las posibilidades de acercar e insertar los enclaves y restos de la minería histórica al gran público. Es una oportunidad que está ahí, esperando. Cuando el mundo rural se vacía, es preciso estimular el aprovechamiento de los recursos. Y este, el de la minería histórica como producto turístico, puede ser uno de ellos.
Noticias de descubrimientos de minas en Zamora hay varias. Hoy traemos aquí una relacionada con el descubrimiento de oro y plata en Lubián (Sanabria).
El descubrimiento de las minas de plata en Guadalcanal (Sevilla) en 1555 en Sierra Morena, generó una espacie de “fiebre minera” en el resto de España. Muchas gentes se lanzaron a explorar el campo, esperando encontrar un remedio rápido a su precaria situación. Así lo expresaba el corregidor de Segovia en 1556: “En esta ciudad y su tierra ay mucha nesçesidad y la gente está pobre, andan muchas jentes a buscar las dichas minas por los montes, sierras y términos de la dicha çibdad”[1].
Las tierras zamoranas no fueron ajenas a esta situación, donde vecinos y naturales se lanzaron también a la búsqueda de minerales; no en balde los hallazgos se concentran, sobre todo, en 1556, particularmente en Sanabria y Sayago.
Entre los buscadores, debía haber gente experimentada, a la que se denominaba “maestro y descubridor de minas”, como fue el caso de Juan de Bustamante, vecino de la villa de Alcañices. En 1566, Bustamante exploró la Sierra de Sospacio, y halló una mina en término de Lubián, cuya explotación concertó con Antonio Pimentel, conde de Benavente[2].
A estar la mina en término del condado de Benavente, se llegó a un concierto entre Juan de Bustamante y el conde don Antonio Pimentel, firmado en la villa de Benavente el 4 de febrero de 1557. Ambas partes acordaban repartir los beneficios del oro, plata u otro metal que de la mina se sacase. El conde daba licencia a Juan de Bustamente para que este descubriera y se beneficiara de la explotación minera, pero corriendo con los gastos que de ello se derivaran, sin que el conde tuviera que pagar cosa alguna por esta tarea.
Trabajos
de minería. G. Agrícola, De re
metallica (1556).
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Los posibles beneficios de la mina de Lubián se repartirían de la siguiente manera: las tres cuartas partes para Bustamente, “por su trabajo, costa e industria” y la parte restante para el conde. Se especificaba además que si alguna vez el conde quería llevar la mitad del provecho de la mina, debía pagar al descubridor la mitad de los gastos que este hubiera realizado en la explotación.
La escritura de acuerdo estipulaba también que si Juan de Bustamante descubriere otras minas en tierras del conde de Benavente, debía regirse por el mismo concierto.
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El texto aquí recogido forma parte de un trabajo inédito, que se publicará en Brigecio 2018 con el titulo: La minería en Zamora. Una aproximación al siglo XVI y primer tercio del XVII.
[1]SÁNCHEZ GÓMEZ, Julio: De minería, metalúrgica y comercio de metales (1450-1610). La minería no férrica en el Reino de Castilla (1450-1610). Salamanca 1989. Acta salmanticensia. Estudios históricos y geográficos, 65. Vol. 2, pág. 640. Reproducen la cita JORDA BORDEHORE, L.; PUCH RIART, Octavio y MAZADIEGO MARTÍNEZ, Luis Felipe: La minería de los metales y la metalurgia en Madrid (1417-1983). Madrid 2005, pág. 38.
[2] Archivo Histórico Nacional. Osuna. Caja 489.
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